La movilidad sobre el papel.

Dicen que el papel lo aguanta todo. Cierto, aunque con el paso del tiempo quedas en evidencia y si no recuerda las portadas de los diarios deportivos. Echar la vista a atrás se convierte en un ejercicio necesario a la par que tristísimo cuando poco o nada de lo previsto acaba cumpliéndose. Y digo esto porque últimamente he releído los planes urbanos de movilidad de muchas grandes ciudades españolas. Preciosas declaraciones de intenciones que quedan en el aire en la mayoría de los casos.

La movilidad sobre el Papel - Nacho Tomás - La Verdad de Murcia

Vamos por pasos. El boom inmobiliario provocó un daño aparentemente irreparable para muchos municipios, convirtiendo en ratoneras las posibles trazadas más sensatas entre dos puntos cualesquiera del mapa. Hasta hace no mucho nadie pensaba más allá del coche a la hora de establecer una idea de diseño de ciudad. De moverse en ella, me refiero. Por aquel entonces no había dudas de que las cuatro ruedas eran el motor de todo. El vehículo privado es necesario y útil pero desde luego no es imprescindible en todo momento. Es aquí dónde toca ponernos a trabajar. Tenemos que repensar las ciudades, orientándolas de nuevo a las personas, a la gente que vive en ellas. No podemos ir en coche a comprar el pan ni podemos llevar a nuestros hijos a clase en un 4×4 de dos toneladas si estamos a sólo 10 minutos andando. No es una revolución, no es una modernidad ni un capricho. Es una pura necesidad lógica. Los motivos son aplastantes y variados. El urbanismo ha cambiado nuestras vidas: recuerda cómo mucha gente se echó las manos a la cabeza con algunas grandes peatonalizaciones en Murcia (y las que quedan) y cómo el paso del tiempo ha dado la razón a los valientes que lo ejecutaron, produciendo beneficios también a los comercios locales, que de alegrías andan faltos. Hacen falta “Planes de Movilidad Urbana Sostenibles” (los famosos PMUS) con los que se alcanzarán mejores índices de salud (la contaminación provoca anualmente en España más de 25 000 muertes prematuras), de bienestar mental (perdemos una media de 18 horas anuales en atascos) y económicos como los explicados anteriormente.

Estoy empapándome de teorías urbanas de todos los colores, estudiando con cariño y escepticismo muchas de ellas. Se trata de atreverse a ponerlas en marcha y luego vivirlas, sentirlas. Ejemplos como la supermanzana de Barcelona, el proyecto Life+Respira de Pamplona, el STARS de Madrid y otros éxitos como los de Valencia o Pontevedra. Mejores transportes públicos, aceras exclusivamente para los peatones, ordenanzas con criterios centrados en la movilidad (no sólo en el coche), pacificación del tráfico, sistemas de alquiler de bicicletas públicas eficientes o intermodalidad real con los autobuses o cercanías son algunos de los primeros pasos a dar. Y otros tantos pequeños grandes detalles.

Las anteriores muestras deben darnos el ánimo suficiente para afrontar este paso con garantías. Y con ganas políticas, pues sin ellas todo quedará de nuevo plasmado únicamente en el papel.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 12 de Octubre de 2016

Fecha original de publicación:12 octubre, 2016 @ 08:20

2 respuestas a «La movilidad sobre el papel.»

  1. Yo lo he tenido siempre claro: cuando hablamos de movilidad urbana tenemos que cuestionarnos el modelo de ciudad que tenemos, no basta con resolver el problema de ir más rápido, cómodos y seguros de un lugar a otro. Hablamos de cambiar la ciudad, de hacerla más humana.

    De nada sirve, por ejemplo, construir una estupenda infraestructura para la bicicleta, con una red de carriles que me permitan ir rápido, cómodo y seguro a cualquier sitio, si fuera de ellos me sigo encontrando con una ciudad hostil a todo lo que se mueva a escala humana. Ningún área de ayuntamiento que se dedique exclusivamente a la movilidad va a conseguir cambiar la ciudad. En realidad, todas estas políticas de fomento de la bicicleta y sus muchos planes inconclusos de movilidad son una mascarada, un autoengaño del que ni los propios promotores parecen ser conscientes; ni las propias asociaciones de ciclistas parecen ser conscientes.

    ¿Cambiar la ciudad? ¿Hacerla más humana? ¡Circula y calla!, ya tienes tus carriles. ¡Muévete y no pienses! La ciudad está bien como está.

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