Todo envejece

De vez en cuando hago limpieza de contactos en mis redes sociales, voy bajando la lista de amigos y elimino a algunos con los que no he tenido relación virtual en mucho tiempo, como para dar más protagonismo a los nuevos que voy conociendo. Hoy lo he hecho en Twitter (perdón, X) y la sensación ha sido especialmente dolorosa al encontrarme a varias personas que murieron hace poco, gente con la que mantuve conversaciones, tanto en la vida real como digitalmente, y que ya no están con nosotros. ¿Les dejo de seguir? ¿Permitiré con ese gesto que se los lleve el olvido? Alguien decía que morimos sólo cuando nadie se acuerde de nosotros, cuando no estemos vivos en la memoria de ninguno. No he sabido qué hacer, fíjate qué tontería y qué superficialidad.

Vamos evolucionando, imagino, y las redes sociales no escapan a ello. Mucha inteligencia artificial y mucha tienda online pero lo que he sentido al ver a estos difuntos en mi pantalla ha sido exactamente la misma que he sentido otras veces al ver a compañeros fallecidos en alguna foto del colegio. Eso no ha cambiado, el dolor duele, venga de donde venga, y entonces me he dado cuenta de que todo envejece, la clave es la velocidad a la que esto sucede y por tanto te afecta. El truco es ir un poco más lento que lo de alrededor, si vas más rápido estás jodido.

No hace falta mantenerse joven porque sí, sino para ir siempre un punto rezagado de lo que te tocaría, para sentirse realmente en el lugar que te corresponde, controlando lo que por delante te viene, especialemente en estos días que hacen que uno se sienta viejo, donde cada vez cuesta más entender lo que nos rodea, y eso que se supone que conforme pasan los años todo debía ir encajando, pero mientras escribo suena de fondo “Lucha de gigantes” de Nacha Pop y Antonio Vega dice desde el más allá que siente su fragilidad por lo cerca que está de entrar en un mundo descomunal. Paradójico escuchar esto en el más acá casi cuarenta años más tarde. Se puede sentir algo de impotencia, está permitido. Entonces cambia la música y aparece, de repente, Elton John y su “I’m still standing”, se abren los cielos y qué demonios, no hace falta entender todo, sólo hace falta saborearlo, a veces sin mayor conocimiento, hacer lo que esté en nuestra mano para cambiar aquello en lo que creamos, dejar la mejor huella posible en este mundo y contagiar de todo lo positivo a los que aquí se queden cuando nosotros ya no estemos. Algo que siempre, siempre, es más que lo negativo que intentan algunos continuamente transmitirnos.


Publicado en La Verdad de Murcia
Noviembre 2023

Semana Santa y redes sociales

Algo común que afecta a todos los eventos es cómo ha ido evolucionando su disfrute, participación e implicación en los últimos tiempos gracias al auge de la tecnología en general y las redes sociales en particular. Hace veinte años nadie podía imaginar que hubiera tanta gente mirando un espectáculo en vivo a través de su móvil. Me refiero a gente que está físicamente en un concierto o en un campo de fútbol, pero no lo mira de manera directa, sino a través de su pantalla. No me malentendáis: está claro que dedicar unos segundos de las dos horas que dura un espectáculo a grabar y compartir una pequeña parte con tus amigos o conocidos en redes sociales es hasta de agradecer para aquellos que no han podido acompañarte y las procesiones de Semana Santa no escapan a esta evolución.

De hecho, la forma en la que estas nuevas formas de comunicación afectan a una celebración religiosa que se lleva celebrando desde hace siglos son más interesantes si cabe por su disonancia, por su paradójica separación, a la vez que cercanía. Hoy se celebra la Semana Santa por parte del público de una manera diferente, ya sea en vivo o desde tu pantalla, experimentando esta festividad de un modo radicalmente distinto: se pueden ver en vivo procesiones de todo el mundo, compartiendo a su vez las tradiciones locales con cualquier persona de otra punta del globo, llegando así a otras audiencias más amplias y diversas.

Las propias cofradías han comenzado no hace mucho a utilizar de manera cada vez más diestra y efectiva las redes sociales, casi todas disponen de canales propios en Instagram, Facebook e incluso Twitter donde suben sus fotos y vídeos, especialmente en estas fechas, permitiendo conectar mejor y más personalmente con su audiencia, con experiencias visuales e inmersivas tanto para la gente local como para los turistas. Quién sabe si estas nuevas herramientas comunicativas podrán servir para captar nuevos feligreses, algo que se antoja clave viendo la noticia de esta misma semana sobre el aumento del laicismo del 8 al 40 % en España desde 1980.

La otra cara de la moneda puede mostrarse con el posible impacto negativo de la tecnología en la Semana Santa, a través de una hipotética pérdida de la esencia y el significado de la festividad pues podría cambiar la forma en que se celebra en el futuro, rompiendo ese ancestral y profundo sentimiento que no parece ser tan intenso con una pantalla de por medio. Se antoja pues fundamental mantener un equilibrio entre tradición y modernidad, y eso está en manos de las generaciones bisagra entre nuestros abuelos y nuestros nietos: nosotros.

He visto las imágenes de la Virgen del Rocío ardiendo en plena procesión en Vélez-Málaga y se me han puesto los pelos de punta especialmente con esos dos chavales llorando e intentando apagar el fuego. Unas imágenes que hace veinte años no nos habrían llegado más que por leyenda, por esa tan preciosa forma de comunicar que son las historias contadas entre padres e hijos. Pero entonces no habrían despertado desde la distancia esa sensación prehistórica que han despertado en mí.

Y en cualquiera que las haya visto, tenga las inquietudes religiosas que tenga.

Nacho Tomás
HISTORIAS DE UN PUBLICISTA
Twitter: @nachotomas
La Verdad de Murcia
Abril 2023

Jóvenes y redes sociales, un gran poder conlleva una gran responsabilidad

Los últimos informes sobre uso de redes sociales en la juventud son demoledores, se pasan al día muchas (muchísimas) horas con el teléfono en la mano, navegando entre aplicaciones, principalmente de mensajería, con las que están en contacto continuo con los suyos. Pero no son los únicos, tú mismo puedes consultar el tiempo de uso que haces de tu dispositivo y otras estadísticas que, sin duda, te darán que pensar.

Pero esto no es un sermón, es una responsabilidad la que tenemos todos, desde los padres a los hijos o desde los profesores a los alumnos y con este punto de vista, continúo dando charlas en institutos sobre las ventajas y los peligros que lo anteriormente comentado tiene para ellos.

Esta vez en el Floridablanca, la idea es hacerles ver el gran poder que tienen en sus manos y cómo las marcas usan esos datos que continuamente están generando para poder realizar publicidad «teledirigida». Dando por hecho que sus usos no van cambiar, al menos entenderán cómo pueden «domesticar» el algoritmo y recibir los impactos publicitarios más relevantes y útiles para ellos.

Otro punto de debate y reflexión fueron las fake news, haciéndoles ver también su poder como consumidores y distribuidores de noticias falsas sin conocimiento, algo que pueden evitar sencillamente leyendo medios de comunicación reales, no memes de internet o vídeos sacados totalmente de contexto o directamente manipulados.

La ludopatía que va ganando terreno en nuestros jóvenes fue otro tema candente, aceptando cómo un gran número de equipos deportivos de referencia nacional están patrocinados por casas de apuestas. Pero no todo es apostar en un partido, comprar el pase de batalla del Fortnite o las gemas del Clash Royale también son pequeños gestos que los introducen en una vorágine de la que es difícil salir.

La publicidad mueve el mundo y entender cómo esta ha cambiado y nos afecta es un paso de gigante para formar parte consciente de un sector que está ahí y no va a desaparecer a no ser que apagues tu teléfono y te metas a una cueva. No podemos quejarnos sin conocer cómo funciona y alimentando sin querer ciertos comportamientos: Si algo es gratis tú no eres el cliente… ¡sino el producto que se está vendiendo!

Varios alumnos vieron en persona cómo se personalizan los anuncios en sus teléfonos en función de sus datos demográficos o gustos personales, una maravilla para todos: anunciantes y usuarios.

Estar ultra conectado es fantástico para muchas cosas, pero lamentable para otras (acerca a los que tienes lejos y aleja a los que tienes cerca) y está provocando que los chicos y chicas de la actualidad cada vez tengan más pánico a hablar en persona para realizar cualquier gestión en la vida real.

En resumen, un gran poder, como decía el tío de Spiderman, conlleva una gran responsabilidad y los jóvenes de hoy en día, cada vez más conectados, tienen en su mano eso: Poder y Responsabilidad.

¿Les acompañamos?

Nacho Tomás
HISTORIAS DE UN PUBLICISTA
Twitter: @nachotomas
Publicado en La Verdad de Murcia
Marzo 2022

El día que…

Todo se desequilibró el día que cruzamos la delgada línea que separa la opinión de la crítica, el comentario del juicio, la exposición de la sentencia. Antes, en los bares, no había problema, todo quedaba entre las cuatro paredes y las siete cervezas, entre las risas y los gestos que delataban la certeza o directamente la coña total. Pero ahora… ¡Ay, ahora!

En las redes hay más expertos que temas a tratar, igual te crítica una renta mal presentada que analiza con fruición la nueva serie que lo peta en Netflix o el último spot publicitario de moda. Oye, que sabes de todo. Y de todo sabes mal y pronto. Dejándote continuamente en el ridículo más espantoso.

El día que desconectamos de lo salvaje nos acabamos asalvajando, perdiéndonos entre lo que no somos. He visto hace poco “Nomadland” y “Lo que el pulpo me enseñó”, película y documental con un fondo común y una trastienda llena de enseñanzas: el ahora como tesoro. Matthew McConaughey dijo al recoger el Óscar al mejor actor en 2013 que su objetivo en la vida era él mismo a diez años vista y cuando pase la década su meta seguirá igual de lejos, pero estará ahí, al alcance de sus dedos. Bonita metáfora de no estar aquí ni allí nunca. Qué ansiedad.

Tengo una teoría, la falta de contacto con la naturaleza ha asalvajado a algunos, valga la paradoja. Ahora se asilvestra el personal cuantas más horas pasa enjaulado. Y son ellos, a propósito y con todo el gusto, quienes se encierran encantados en sus guaridas, ilusamente pensando que son libres. Pero la libertad sigue donde siempre ha estado. Fuera.

El resto, los más numerosos, tenemos la suerte de vivir en un momento de giro, el mundo está de mudanza, los cambios son inevitables y, aportando un poco de nuestra parte, orientando las velas en la misma dirección, nos encaminamos a un lugar inhóspito pero deseado, la felicidad.

Es momento de volver a notar nuestros sentidos, de escuchar con oído, tocar con fino tacto, oler con memoria, ver con los ojos entornados… Saborear, al fin y al cabo. Son cinco pero podrían ser más y para todos estamos en el momento de agudizarlos.

El día que pasemos cinco minutos al día escuchando a nuestros cinco sentidos seremos finalmente libres, felices y, seguramente, conectados con nuestras raíces, que se adentran en la tierra, verde, marrón y húmeda.

Ese día será el día que…

Nacho Tomás
HISTORIAS DE UN PUBLICISTA
Twitter: @nachotomas
La Verdad de Murcia
Noviembre 2021

Hijos y redes sociales, trabajo duro conjunto

Hijos y redes sociales, una relación a trabajar conjuntamente

Sigue sorprendiendo que todavía, tantos años después de que las redes sociales comenzaron a invadirlo todo, haya mucha gente que no conozca algunas de las funcionalidades, características o motivaciones que supone para las empresas, los soportes publicitarios o incluso los propios consumidores la revolución habida en la forma de comunicar de la actualidad. Un tema especialmente punzante para nuestros hijos y las redes sociales que, sin saberlo, forman parte de esta industria.

Hablamos de un negocio que mueve millones de euros por segundo en cada país y que, al ser su uso gratuito, está claro que algún precio se debe pagar en algún lado del proceso. Cuando algo es gratis, el producto es el usuario, concretamente sus datos, que valen oro en esta época de intercambio de información y captación de leads.Todos actualmente vivimos inmersos en el mundo online, lo cual tiene infinidad de ventajas, pero también algunas vertientes ocultas y poco conocidas que especialmente nuestros adolescentes deberían ir asimilando. No se trata de meter miedo, ni mucho menos, únicamente debemos conocer lo que sucede cada vez que sacamos el móvil del bolsillo, abrimos e interactuamos con una red social, realizamos una búsqueda en Google o chateamos con cualquier app instalada en nuestro dispositivo.

Últimamente una parte de mis esfuerzos formativos va dedicado a exponer lo anterior en los centros educativos. Se trata de una asignatura pendiente ya no solo en las universidades, sino especialmente en institutos y colegios, por lo que se hace necesario el diálogo entre profesionales, padres, profesores y alumnos, de modo que se pongan en la mesa ciertos consejos y recomendaciones de utilidad para que la global convivencia con el mundo online sea más fructífera que negativa, consiguiendo una experiencia ampliamente satisfactoria para todos.

Personalmente, como padre, entiendo imprescindible hacer ver a los chavales su poder como usuarios a la hora de realizar compras y recibir la publicidad, su responsabilidad en la difusión de bulos y fake news, así como intentar ayudarles a que no les suceda lo que un estudio puso de manifiesto hace un tiempo: algunos jóvenes sufren ansiedad cuando tienen que relacionarse personalmente para realizar ciertas gestiones tan sencillas como acudir a un organismo público, abrir una cuenta en el banco o incluso recibir o realizar llamadas telefónicas.

Queda claro que padres, tutores, profesores y demás agentes implicados en la educación tanto doméstica como académica tenemos una responsabilidad que, si ellos como protagonistas están correctamente informados, será más sencilla atajar y sacar ventaja para su correcto desarrollo personal y social. Hijos y redes sociales, una relación a trabajar conjuntamente

Por mi parte, pondré todo lo que conozco en ello. Y a recibir lo que venga, que quizá aún ni lo podamos intuir. Aquí estaremos, apoyando y aprendiendo juntos. A vuestra disposición.

Nacho Tomás
HISTORIAS DE UN PUBLICISTA
Twitter: @nachotomas
La Verdad de Murcia
Noviembre 2021

Google, 23 años haciéndonos la vida más fácil

Poca gente a finales de los noventa podría pensar que una idea, quizá algo loca en aquel momento, revolucionaría trascendentalmente la vida de tantas personas sólo unos años después. Larry Page y Sergey Brin tenían en la cabeza inicialmente solucionar uno de los problemas que comenzaba a revolotear las cabezas de los, por aquel entonces, todavía novatos internautas: organizar de alguna forma el absoluto maremágnum de información a nuestra disposición en la red.

Se dice que cada dos o tres años de la actualidad se crea más contenido nuevo que en toda la historia de la humanidad precedente y, en estos días, el 99% de este nuevo contenido está directamente volcado a internet. Queda claro entonces que necesitamos una herramienta para localizar lo que queramos buscar, y es en ese momento cuando Google encuentra un nicho de mercado, si no del todo vírgen, sí desde luego con amplias mejoras a implementar.

Ya en 1993 surgió el primer buscador de contenido, llamado Wandex, que pretendía también saber cómo de grande era la red. Más tarde una horda de proyectos catalizaron la idea con mayor o menor éxito, entre ellos cabe destacar (y posiblemente recordados por algún lector de mi quinta) Lycos, Altavista, Yahoo, Ask o Bing, todos prácticamente en desuso hoy, al menos en España con una cuota de mercado de más del 95% (88% en el resto del mundo). Y entonces siguió creciendo, en gran parte por su excelente trabajo, y pudiendo ampliar a otros campos en los que, con el paso de los años, iniciar su conquista mundial, porque claro, si Google (ahora Alphabet) nos ha cambiado la vida no es sólo por ser un excelente buscador, sino por tener actualmente un casi infinito catálogo de servicios que usamos cada minuto: Android, Adwords, Maps, Photos, Shopping, Trends, Drive… Y cada vez que usamos alguno de ellos, hacemos más grande y más eficaz la maquinaria que despliega este gigante, que conoce tus gustos personales quizá mejor que tu mismo, con unos algoritmos casi infalibles que le hacen mostrarte como usuario justo lo que quieres y ayudarte como anunciante a encontrar a tu más concreto target. Redondo, ¿no?

En el horizonte y a modo de nubarrones, las acusaciones de monopolio por un posible mal uso de su posición privilegiada en tantos lugares y de, cito textualmente, “haberse convertido ilegalmente en el “guardián” de internet. De hecho ya ha tenido que asumir algunas multas no precisamente pequeñas.

Por mi parte, lo tengo claro, si usas sus servicios gratuitos no hay que ser muy listo para saber que te estará cobrando por otro lado y hoy lo más valorado son tus datos, todos ellos muy probablemente en su poder porque así lo has querido. Y es bueno que así sea, al final la publicidad mueve esta parte del mundo y si de esta forma recibes anuncios personalizados sobre productos interesantes, bienvenido sea.

Si no te gusta o estás en contra, la cosa es sencilla, tira el smartphone por la ventana y asume las consecuencias. O usa otros servicios pagándolos y sin la seguridad de que tus datos no se revendan al mejor postor o un hacker se los meriende y te complique la existencia.

Aquí un fan de Google, creo que ha quedado claro.

Twitter: renacer en plena pandemia

Debo confesar que yo he sido el primer sorprendido con los cambios de hábitos y comportamientos online durante este confinamiento. Y no me refiero únicamente al aumento del uso generalizado de internet derivado del aislamiento que ha provocado un considerable aumento de casi todo lo tocante a este asunto virtual: compras, visitas a las web o tasas de aperturas de correo electrónico. Las redes sociales, en concreto, están viviendo un renacimiento digno de analizar, con unos contenidos mejorados y unas conductas acordes a la situación. Posiblemente una parte de la culpa de esta mejora esté en el lado propio, en la capacidad de selección original que tiene cada usuario, pudiendo liberarse de esa marabunta provocadora y mamporrera que nunca aporta y siempre mete mierda. Hace tiempo que la estabilización del social media, dedicando sólo unos minutos diarios a cribar, ha revalorizado lo que nos ofrece a cambio de lo que le damos, lo cual en estos momentos cobra un protagonismo especial.

Twitter vuelve a estar en auge, viviendo una especie de renacimiento que a mí personalmente, y como tuitero hace casi una década, me reconcilia con esta plataforma de microblogging que tantas alegrías me ha dado a nivel personal y sobre todo profesional. Percibo una mayor calidad del contenido que recibimos (lo dicho anteriormente de unfollow/bloquear/silenciar ayuda bastante, por supuesto) donde parece que por fin se ha entendido que la forma de estar en la red del pajarito azul es diferente a las demás: no hace falta tuitear mucho sino hacerlo con calidad, escuchando a los usuarios e interactuando. No hay más secreto. Bueno sí, pasar por caja de vez en cuando, como en todas las redes sociales.

Este apogeo, espero que no transitorio sino permanente siguiendo una estela segura, tiene muchos ejemplos cercanos que me gustaría considerar, aunque la limitación de espacio de esta columna me lleve por ahora, a meramente listar: hilos de altísima calidad, formaciones punteras, curiosos conciertos en directo, acciones de apoyo social a gente que lo está pasando mal, concursos de bandas de música y bares modo encuesta que nos han alegrado la cuarentena, entrevistas originales, torneos virtuales, charlas agradables, contenidos más personales que nunca e incluso la ampliación de capital de un equipo de fútbol que nunca habría soñado conseguir si no fuera por redes como de la que hablamos. Grande Twitter.

Empresarialmente parece que los datos económicos también demuestran un repunte en los ingresos publicitarios y número de usuarios, lo cual ha desembocado en una revalorización continua de las acciones de la compañía en la Bolsa de Nueva York desde el inicio de la pandemia. Quizá sea un buen momento para invertir.

Ay, si tuviéramos unos millones, ¿eh?

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
13 de mayo de 2020