Para despedirse a la francesa sin sentirse un poco culpable hay que tener tablas. Experiencia en dar carpetazo a algo cuando te lo pide el cuerpo sin remordimientos, sin excusas ni explicaciones. Así es como deberíamos poder hacer nuestras cosas en nuestros días. Pero el entorno manda y nos obligamos a realizar continuamente acciones que no siempre nos apetecen. Por eso y así me fui de estas páginas. Y me fui de todo lo superfluo de mi vida durante un tiempo con una recurrente idea en mente: desconectar. Una fijación casi obsesiva. El parón era necesario tras una temporada de locura total. Cientos de reuniones, viajes, hoteles, clases, aviones, clientes…