Sólo una vez hace años fuí a un gimnasio dos meses y abandoné. Tuve que dejar de practicar los deportes de equipo por dos motivos: las rodillas y la falta de tiempo libre. La edad y la responsabilidad no perdonan.
Me lancé a correr como el que se lanza a una piscina a mitad de agua, la caída es más grande pero el mérito y diversión también. Aguanté 14 minutos. Ahora estoy sin problema una hora a un ritmo más que aceptable. Disfruto corriendo. Mucho.
Correr es diferente. En poco tiempo te pones en forma. Para correr no necesitas a nadie. Puedes salir cuando mejor te venga. No hace falta alquilar pista ni comprar raquetas. No es necesaria bicicleta ni juntar a otros nueve amigos. Corre engancha. Mucho.
Como dijo alguien: «El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.»