Todo se reduce a la relatividad. Ahora que va entrando el invierno tenemos un ejemplo perfecto con el frío que comenzamos a sentir, viniendo de este otoño especialmente cálido, cuando cualquier temperatura algo menor nos parece congelar. Habitualmente nos comparamos. Nuestro cuerpo se compara con cómo estaba ayer. Relativizamos. De pequeño aprendí aquel poema de los altramuces de Calderón de la Barca que comenzaba con: “Cuentan de un sabio que un día, tan pobre y mísero estaba…” y posiblemente dejó huella. Sin posiblemente. Reléanlo si pueden. Todo es relativo. Algo parecido siento siempre en los congresos nacionales de directivos que organiza CEDE y a los que asisto como miembro de…