Todos los días por h o por b se lía en Twitter. Por algo serio o por algo estúpido. Por algo buscado o por algo fortuito. Se lía y con las mismas se deslía y a otra cosa mariposa.
La última lucha encarnizada ha sido a cuenta de la gramática, de la correcta forma de usar nuestro tan machacado español. No deja de ser gracioso que haya sido precisamente en Twitter, que junto a Whatsapp quizá sea el lugar en que más atropellos contra la ortografía se comenten, donde se ha iniciado el debate. La chispa fue una pregunta en forma de tuit a Arturo Pérez-Reverte: “¿Cuál es la forma correcta del imperativo del verbo ir? Idos, iros o íos.”
El escritor cartagenero respondió textualmente: “La RAE acaba de aceptar iros, tras mucho debate, pues nadie decía idos o íos. Ya se puede usar sin complejos. Será oficial en otoño.Lo correcto sigue siendo «idos». Pero se registra «iros» como de uso habitual. La RAE es notario de cómo hablamos, no policía.” Pues hala, lío tremendo entre los que lo usan y los que no. Entre los eruditos y los cataplasmáticos.
Qué queréis que os diga, yo me di por vencido hace tiempo con las costumbres y los malos usos, con quitar las tildes y con lo políticamente correcto. Con andar corrigiendo al personal sobre lo mal que escribe. No me refiero al estilo, aquí tenéis el primero que ha de aprender, sino en falta total de un mínimo de lectura. Sorprende lo bien que algunos hablan en público, hilvanando magistralmente discursos de varios minutos para luego perpetrar tres faltas garrafales en 140 caracteres. El problema no es no saber escribir, Dios me libre de criticar el analfabetismo, cada uno tiene sus razones y vida personal. El verdadero problema está en que se normalicen e incluso perdonen ciertos atentados lingüísticos. Si no supiera escribir no lo haría. Como otras tantas cosas que no sé e intento no hacer para no ponerme gratuitamente en evidencia.
Ya puestos a criticar, qué decir de los que quitan el “que” a cualquier frase queriendo dárselas de sibaritas del lenguaje pero naufragando vergonzosamente en su propia rimbombancia. ¿Hay algo más ridículo que quitar el “que” de una frase que lo necesita? Confundir “dequeísmo” con autoridad al teclado. Me duele más un “estoy deseando nos veamos” que el omnipresente “haber si nos vemos”. Esto último es cometido normalmente por alguien que ni es consciente, en cambio aquello es culpa de los que usan unas letras tan engominadas que parecen peluquín.
Ahora, para no variar, me lloverán los palos. Dadme tranquilos, tengo coraza. Es el precio a pagar por poder disfrutar de una red social como esta, que permite hablar mano a mano con académicos de la talla del autor del magistral “Hombres buenos” y en lugar de aplaudirlo, vamos a ver si podemos liquidarlo para alimentar un rato nuestro ego.
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 19 de Julio de 2017