Las cacas flotantes

Lo bueno de escribir una columna es que dada su longitud resulta bastante complicado estar cabreado durante todo el proceso, al contrario de las redes sociales donde puedes patinar cuando algo te saca de tus casillas y con el calentón vuelcas la bilis en forma de tuit.

Voy a contaros, lo más relajado posible (a diferencia del enorme cabreo que teníamos ayer), lo que padecemos los usuarios de la Piscina Infante de Murcia durante los últimos meses, donde se han suspendido varias clases por defecaciones de usuarios (así como estás leyendo) semana sí, semana también.

Llevo yendo a esta piscina pública desde más de seis años y nunca había vivido algo semejante. Desde el año pasado mis hijos también acuden a clases con monitor y no tuvimos queja, pero el asunto se ha desbocado desde la vuelta de verano, cuando aparentemente hay alguien que no puede controlarse y provoca el caos. Personalmente practico el nado libre: a mi ritmo, sin monitores y con unas calles reservadas. No es raro ver a ciertos empleados con el móvil continuamente en la mano, haciendo poco o ningún caso a los bañistas. Quizá esto sea una causa, pues como en todas las facetas de la vida social o pública, existen dos tipos de personas, los que se escaquean y los que curran.

No busco culpables, busco soluciones. Y ojalá esta columna en forma de queja llegue a alguien que pueda hacer algo. Solo queremos hacer deporte, disfrutando en familia de un servicio público sin miedo a la sorpresa diaria. Llevar a los niños a la piscina supone una importante organización familiar, incluso conocemos alguien que viene en taxi, desde vete tú a saber dónde, para encontrase el pastel en los morros. Pusimos queja y firmaron otros padres, pero por ahora lo único que hemos recibido es impotencia.

Si se trata de un niño, qué culpa tendrá él, sus padres deberían tomar nota y por el bien común dejarlo en casa para no afectar a decenas (por no decir centenares) de otros niños que se quedan con un palmo de narices, porque no nos han avisado ni una sola vez. Ni WhatsApp, ni SMS, ni teléfono, ni email, ni redes sociales, ni nada de nada: vas con tus hijos tan contentos y te cierran la puerta en la cara. Ayer mismo, para colmo, aparte de la caca acuática había un vómito. Mis hijos aseguran que un niño estaba enfermo antes de comenzar a nadar. Poco más que añadir.

Maleducados va a haber siempre, si ellos no están capacitados para controlar su entorno habrá que elaborar protocolos que prevean estas situaciones, hacerlos de obligado cumplimiento y, sobre todo, de actuación rápida.

Tampoco es tan difícil, ¿no?

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
14 de noviembre de 2018