• Deporte,  Un tuitero en papel

    La vida empieza a los cuarenta.

    Hace cinco años crucé en Agramón la meta de mi primer triatlón. Me tuvieron que prestar una bici y terminé casi arrastrándome el doscientos y pico de trescientos participantes. El sábado pasado por fin subí a un podio. La guinda a una evolución lenta pero segura de la mano de Jorge, mi hermano y entrenador, que saca petróleo a mis escasas cinco horas semanales de entrenamiento. Tenía una corazonada para este Triatlón de Guardamar, marcado en rojo como gran objetivo de la temporada. Los que me conocen saben que iba en serio, convencido de que había llegado el momento. Suena a cursilada pero visualizarlo a diario durante semanas se convirtió…