Nietos de toreros disfrazados de ciclistas

A fuerza de la costumbre uno deja de sentirse especial cuando es invitado a eventos. No quiero sonar presuntuoso pero en la agenda de cualquier ciudad hay algo programado día sí y día también. Así que si tienes ganas siempre existe un sarao al que acudir y una vez allí, rodeado del gentío, valorar lo exclusivo o interesante del asunto, porque hay multitudinarios en los que sentirte único y que van de especiales en los que pasas desapercibido. Los hay que van de win-win y te cobran entrada como primer paso y declaración de intenciones y otros a los que pagarías lo que pidieran pero sorprendentemente son gratuitos. El caso es que no depende del lugar, del número de asistentes ni del precio de la entrada. Hay eventos que sí y eventos que no.

No hay lunes sin concierto del grupo del momento, martes sin presentación de libro recopilatorio, miércoles sin desfile de moda fashion, jueves sin inauguración del nuevo local alternativo, viernes sin cena, sábado sin comida y domingo sin mercadillo tradicional artesano. Ya me contarán cómo llevar este ritmo de vida. Siendo físicamente imposible acudir a todos no es raro, paradójicamente, ver siempre las mismas caras en las fotos que luego ruedan por redes sociales.

En los eventos te encuentras la muestra perfecta de la sociedad: Babosos, mediocres buscando el selfie, frescos y trepas. Y también coincides con currantes, gente que va a disfrutar de un rato de asueto y esos a los que llevas tiempo sin ver y te alegran el día. Parafraseando a Sabina y continuando el título de esta columna: “Ediles socialistas, putones verbeneros…” Gente mediocre que se crece en internet quedando en persona a la altura del betún y gente que no hace ruido, que siempre gana cara a cara y con la que personalmente, me lo paso en grande, y menos que mal que soy de los que echan el freno últimamente llegado el momento.

Hubo una época en la que se me podía encontrar bastante a menudo en todo tipo de eventos, la fase de la vida laboral en la que necesitas mostrarte. Afortunadamente ya pasó y el día a día familiar y laboral me hizo dar encantado un paso atrás, pasando a un perfil bajo a nivel social. Curioso cómo cuando desapareces un poco de la escena te invitan a muchos menos actos. Reconozco que a veces me jodía, otras era una bendición no tener que buscar excusas para no ir.

Y entre tanta posibilidad, ciertos momentos son especiales sean cuando sean, vayas tú o no vayas y la Gala de Los Mejores de La Verdad del pasado viernes fue un buen ejemplo, que además pude disfrutar en buena compañía, con la tranquilidad de ir exclusivamente a relajarme y despedir una intensa semana de trabajo con una cerveza en la mano impresionado por lo que alguna gente hace por sus congéneres y que gracias a estos eventos podemos conocer.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
9 de octubre de 2019

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