8 fiestas populares de España que no puedes perderte.

Llega el verano, y con ello las vacaciones de más de uno. Por ello me atrevo a recomendaros estas fiestas populares en las que he disfrutado mucho y quiero compartir con vosotros. Si quieres planes diferentes para este verano, quizá te interesen. Sí, todas ellas son multitudinarias, prepárate para aglomeraciones. Dejemos la necesaria soledad para otro momento.

San Fermines – Pamplona

San Fermines Pamplona
Archifamosos en el mundo entero, con mucha razón. Se celebran en Pamplona desde el 6 al 14 de Julio. Es una de las mayores fiestas en las que he estado nunca. Aunque el desfase suele ser generalizado, si las vives de día, aprovechando los encierros, la cosa cambia. Ambiente internacional y mucho más que toros. El Chupinazo, paseos por Estafeta, Mercaderes y Teléfonica te trasladan a esas carreras que tantas veces hemos visto por televisión. Si te atreves a correr el encierro, y estás realmente preparado, hazlo con cabeza y sigue las recomendaciones de los que saben. Si no, súbete a una barrera, disfruta y no molestes.

La Fiesta del Agua – Vilagarcía de Arousa

Festa da Auga en Vilagarcia

Si algún 16 de Agosto estás en Galicia, no lo dudes y pásate a disfrutar por esta localidad de la preciosa zona de las Rías Baixas. Una sorpresa con mayúsculas, con el agua como protagonista. Bueno, el agua por fuera, y otros líquidos por dentro. Los vecinos te calan hasta los huesos desde los balcones, e incluso algunos valientes se tiran al mar. Una fiesta muy divertida, si te quieres divertir.

Fiestas de la Vendimia de Jumilla

Fiesta de la Vendimia Jumilla

A mediados de Agosto (las fechas cambian cada año) en el altiplano de Murcia puedes hacer una parada y respostar con uno de los mejores vinos de España. Se celebra el comienzo de la vendimia, la industria que mueve económicamente la zona. Es algo diferente, prepárate a mancharte de caldo hasta los párpados. Se usan 40.000 litros. Y sigue las recomendaciones de los expertos: abre poco la boca.

Fiestas de Yeste

Fiestas de Yeste

¿Qué puedo decir de Yeste si es mi segunda casa? Una pequeña perla en la Sierra del Segura. Con unas fiestas originales como pocas, que se celebran a finales de Agosto. El día 22 durante el día se celebra Llanomajano. Iba a intentar explicarlo, pero mejor vivirlo en persona. Apuesto a que no llegas al recinto de las vacas sobrio. La noche del 23 es la Romería de San Bartolome, en la que se prenden hogueras al paso del Santo subiendo hacia su ermita en lo alto del cerro. Memorables las vistas que puedes guardarte para siempre de esta mágica noche.

Feria de Albacete

Feria de Albacete

La mejor manera de cerrar el verano e iniciar con fuerza el nuevo curso es ir a la Feria de Albacete. La capital manchega es la gran desconocida. En cualquier momento del año tiene una marcha, una gente y unos locales impresionantes. Pero en Feria esto se multiplica. El recinto engloba todo en uno: atracciones, zona de marcha y puestos de comida. Además, la feria de día es maravillosa para ir con hijos. Un mojito en el Templete será la guinda.

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Fuera de estas fechas, nuestro país está lleno de grandes momentos para disfrutar. Os recomiendo estas otras 3 fechas clave:

Fallas – Valencia

Nit del Foc - Valencia
La Cremà desde la Plaza del Ayuntamiento de la capital del Turia el 19 de Marzo, la Nit del Foc el día anterior en cualquiera de los puentes del cauce del río, o cualquier mascletà a las 14 de la tarde durante la semana de fallas, es algo que debes contemplar antes de morir. Llevo la pólvora en la venas. Absténganse sensibles.

Tamborada de Miércoles Santo – Hellín

Tambores de Hellin

Hellín y sus tambores forman parte de mi vida desde hace tanto que ni me acuerdo. Comienza ya el Viernes del Dolores, aunque recomiendo especialmente la tamborada de Miércoles Santo, que se inicia después de comer, se puede ir con niños, y acaba cuando uno quiera. Cuidado si te vas a quedar al día siguiente, reserva un poco, porque la subida al Calvario la madrugada del Jueves al Viernes Santo es maravillosa. El Sábado también se toca toda la noche y acabar viendo el encuentro en el parque es otra de las joyas a disfrutar.

Bando de la Huerta – Murcia

Bando de la Huerta

El Bando de la Huerta es la gran fiesta de Murcia. Se celebra el martes después de Semana Santa y es un día especial para disfrutarlo en familia. Buen clima, excelente comida y todo el día en la calle. Cada año me gusta más, siendo murciano de nacimiento, no podía ser de otra forma. Calles, plazas y parques a nuestra disposición y, aunque mucha falta de educación cívica por parte de algunos, con dos dedos de frente lo pasarás en grande.

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Fotos:

  • blog.zizerones.com
  • www.panoramio.com
  • arousatv1.blogspot.com
  • www.castillalamancha.es
  • www.shuttlespaintransfers.com
  • www.turismoruralyeste.net
  • www.wikipedia.com
  • www.panoramio.com
  • www.masquealba.com
  • vinosdejumilla.wordpress.com

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Estas son mis recomendaciones. Seguro que hay cientos de fiestas muy interesantes en otros puntos de España. Soy todo oídos.

 

 

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Mi primer Triatlon

Siempre he estado acostumbrado a trabajar por objetivos. Se ha convertido en una pequeña manía cada vez que debo afrontar nuevos retos. Mi primer triatlon no iba a ser diferente y desde hace meses me planteé los tres siguientes: Disfrutar, acabar y bajar de 2 horas. En ese orden. La distancia de un Triatlon Sprint es 750 metros a nado, 20 kilómetros en bici y 5 kilómetros corriendo. Más que suficiente para un novato como yo.

  • Disfrutar: aunque al final siempre termino sufriendo, considero necesarias ambas cosas: sufrir y divertirse.
  • Acabar: no ha habido, por ahora, prueba que no haya terminado.
  • Bajar de 2 horas: El tiempo lo basé en estos cálculos: 20 minutos nadando + 5 de transición + 1 hora en bici + 5 minutos de transición + 25 minutos corriendo. Eran los tiempos que, más o menos, había estado entrenando. Si a esto unimos que 2 horas era la marca de los últimos clasificados de los triatlones de los últimos años: objetivo fijado.

Un mes de preparación más o menos concienzuda, truncada en los últimos días por acontecimientos que no vienen al caso, es lo que me marqué como entrenamiento específico para la prueba. No había montado en bicicleta desde el instituto. Menos mal que Tito, de Adventure Bike me dejó una reliquia Cannondale. Nadé 3 días en el mar y otros 3 en piscina. Correr lo llevaba, más o menos, controlado.

Dos días antes del evento me paso por la zona para intentar reconocer el terreno y la imagen que se graba en mi retina es dantesca. El incendio de la Sierra de los Donceles asoló el paisaje, que aún huele a quemado. La foto de abajo está hecha a pié de la carretera. Para rematar el día, casi se me saltan las lágrimas al ver el desnivel desde el pantano hasta la zona de la transición a las bicicletas. Y luego otras rampas infernales hasta el asfalto. Me asusto. Vuelvo sin ni tan siquiera sacar la bici del maletero.

El 4 de Agosto. Día D.

Me planto en Agramón a las 16:30, como la organización ha pedido. Chapeau a todas y cada una de las personas con las que me cruzo. Encantadoras, serviciales, simpáticas y educadas. Así da gusto. Recojo los dorsales y el chip. Cuando me pintan el número con rotulador en el brazo y pierna me siento como Superman. Nos trasladan en autobús al Pantano de Camarillas, dónde comienza la parte de nado. Las bicis van en camiones. Al llegar, saludos a los conocidos y muchos nervios. Finalmente somos 325 participantes, y la amplia mayoría con una pinta de máquinas que asusta: equipaciones profesionales, bicis de competición, 3 pares de zapatillas (para correr, para bici y otras para la transición del pantano), cuerpos depilados y muchos músculos. Me asusto más. Bajamos del bus, coloco la bici en los boxes, preparo el casco, la camiseta y las gafas de sol. Bajo al pantano.

Por fin suena la bocina y comienzo a nadar, el circuito del pantano es triangular, consiste en pasar dos boyas y volver al inicio. Me caen golpes por todas partes, pago la novatada de meterme en el medio y tengo que abrirme hacia la izquierda para no acabar magullado. Poco a poco voy cogiendo ritmo y paso por la primera boya, la amarilla de la foto, entre los 100 primeros (a ojo, claro). De ahí a la segunda voy bien, tranquilo. El problema está a la vuelta, el sol da totalmente de cara y no veo absolutamente nada. Nadar en un pantano tiene su gracia, nada que ver con la piscina, en la que mirando el fondo puedes guiarte. Aquí no. Se me ocurre seguir la estela de otro participante que va a mi ritmo, entre el lodo acierto a distinguir su maillot negro y me concentro en ser su sombra. Al rato comienzo a mosquearme, ya deberíamos haber llegado, pienso. Me paro. Levanto la vista y, maldiciendo, compruebo que nos hemos desviado bastante del grupo. Intento avisarle pero es tarea imposible, así que rectifico la trazada y llego a la orilla perdiendo unos minutos preciosos.

La transición del pantano a las bicicletas es brutal, unos 500 metros de camino de tierra con un desnivel bastante importante. Y yo que pensaba usarlo para tomar aire… Me calzo las zapatillas en la orilla, que son las mismas con las que montaré en bici y correré a pie, y comienzo a subir. Llego al box, busco la mía, me quito el gorro y las gafas de natación y me pongo el casco, la camiseta, los pantalones, las gafas de sol y el dorsal. Estoy empapado y no sé qué porcentaje es de agua y de sudor. Esto es duro.

Monto en la bici. Mis dotes de grimpeur (escalador) son nulas y la primera pendiente, como se puede apreciar en el gráfico es digna del Anglirú. No entiendo mucho de porcentajes, pero es como subir la rampa del garaje durante 2 kilómetros y medio. Además, me enteré luego, el desarrollo de mi montura no está especialmente pensado para escalar, y lo paso realmente mal. Me adelanta mucha gente. Pero no me desanimo y pienso en uno de los consejos que me dieron: no te fundas que esto es muy largo. Regulo.

Continúo lo mejor que puedo hasta cruzar el Río Mundo. Todo es bajada, aunque con pequeños repechos que se me atragantan. Nota mental: practicar más bici para el año que viene. Al llegar al pueblo pienso que ya estoy terminando el tramo, pero no, me queda lo peor: la subida al puerto de Agramón, que se me hace eterno. Por fin, tras una recta interminable y un giro a la derecha, alcanzo a ver el punto en el que damos la vuelta y bajamos de nuevo al pueblo. Ahora sí que me queda un último empujón. Pasar entre las callejuelas de Agramón con la bici se ha grabado en mi memoria para siempre, el pueblo está volcado, se nota en sus gritos, ánimos e incluso caras. Es una fiesta y me han invitado.

Llego a los boxes menos cansado de lo que pensaba, aparco la bici, me quito el casco, giro el dorsal para que se vea por delante (las normas) y salgo a correr.

Comienzo mal, me duelen las piernas y empieza el flato. Regulo, me quedan 5 kilómetros a pie que pueden ser eternos si me quedo sin gasolina, así que bajo el ritmo. Aflojo. Me pasan algunos. Respiro hondo. El flato se va.  Aprieto un poco. Poco. El pueblo sigue volcado, las abuelas en las puertas de sus casas nos animan como si fueran nuestros familiares, me siento en volandas y corro un poco más rápido, intentando exprimirme. Ahora sí que voy a darlo todo hasta el final. Un diez para la gente y otro aplauso para la organización, que nos refresca las calles con mangueras, el calor del que todos se quejan es agobiante, aunque para un murciano es casi brisa, todo hay que decirlo. De repente veo la meta. ¡Horror! No puede ser, no llevo ni 12 minutos corriendo cuando diviso el final de mi primer triatlon. Me he debido saltar una alfombra (las que controlan con el chip el paso de los corredores) y he acortado dos o tres kilómetros el recorrido. Ha sido sin querer. Nadie me ha avisado. Llegaré descalificado, pero bueno, no ha sido con mala intención. En el fondo es un placer acabar, las fuerzas me faltan. Aunque sea descalificado, por fin acabaré. El año que viene me fijaré mejor. Giro la calle hacia la meta y… ¡SORPRESA!

Una chica de la organización me grita: «¡Te queda otra vuelta!» mientras me da una pulsera roja para justificar mi primer paso. Dos sentimientos al mismo tiempo: No me descalifican, pero… ¡me quedan dos kilómetros y medio! Saco fuerzas de dónde no quedan y hago el segundo parcial aún más rápido que el primero. Incluso adelanto a algunos corredores. Veo a mi padre. Entro en meta con una sonrisa: 1 hora y 32 minutos.

Estos son los tiempos oficiales:

Natación 0:17:02
Transición 1 05:06
Bicicleta 0:45:29
Transición 2 01:08
Carrera 0:23:48
Total 1:32:33

Aún siendo un tiempazo para lo que me había planteado, acabo en la posición 240 de 325, lo que quiere decir que mi nivel es todavía muy bajo, y el de la prueba en cuestión está mejorando sustancialmente año a año.

Desde estas líneas doy mis más sinceras gracias a Raúl, Lolo, Marisa, Oscar y Pakito. Gracias por sus consejos y por estar ahí. Y en especial a Tito, por tratarme como un amigo de toda la vida. Me quedo sin calificativos.

Acabo con esta foto, la cara es el espejo del alma. Os aseguro que ha sido la mejor experiencia deportiva de mi vida. Muchos fallos de novato, muchas cosas que mejorar, pero lo recordaré siempre.

Y encima cumplí, con creces, los tres objetivos que me había marcado.

El año que viene por debajo de la hora y media..