A menudo cuento una graciosa anécdota que sufrí cuando un mensajero me entregó los billetes de un avión media hora después de la hora de salida. Eran otros tiempos, los «pasajes» se compraban por teléfono y te los entregaban físicamente en mano. En una semana como la que me viene, donde se me ha acumulado trabajo en media España, me da por pensar en cómo demonios se podían organizar en el pasado las personas que se movieran tanto como yo. Bueno, realmente ha sido culpa mía, que aprovechando actos y eventos a los que acudo en unos y otros sitios, añado reuniones de trabajo en lugares cercanos. Esto de vivir en una esquinita es lo que tiene: o matas varios pájaros de un tiro en los desplazamientos o vives viajando. Y más si tienes alergia a conducir, como el que escribe estas líneas.
Si nada falla saldré el jueves de Murcia en el Altaria dirección a Madrid, el viernes un AVE a Sevilla y el sábado vuelvo a casa en coche desde la capital andaluza. El lunes me desplazo de nuevo, esta vez a Alicante en autobús para volar a Bilbao. Desde allá en transporte compartido hasta Vitoria. Al día siguiente otro coche compartido, si tengo suerte, dirección San Sebastián terminar esa misma tarde cogiendo un avión de vuelta a Alicante, haciendo antes escala en Barcelona y poder llegar casi de madrugada a dormir el miércoles de nuevo en Murcia. ¿Tremendo eh? Pues no lo es tanto si tienes abiertas las páginas web de Google, de varias aerolíneas, las operadoras de tren y autobús, la agencia de reservas de hotel y el portal de compartir coche. Un inmenso rompecabezas que con algo de experiencia tardas en resolver pero al final resuelves. Y luego lo vuelcas todo al móvil sin gastar ni un papel.
En días como este agradezco eternamente disponer de estas nuevas plataformas que promueven estos diferentes movimientos, que facilitan este trabajo de locos que algunos tenemos de manera que podamos gestionar por nuestra cuenta las agendas de transporte de una manera eficaz y eficiente. Para continuar viajando. Para continuar viviendo.
Y ahora imagino una semana así de complicada laboralmente en, por ejemplo, los ochenta. Y visualizo a aquellas personas que se recorrían la península de cabo a rabo a través de unas carreteras a años luz de las que podemos disfrutar ahora, sentados en unos vehículos que nada tienen que ver con los que actualmente circulan por las mismas, ni en seguridad, ni en comodidad, ni en conectividad. Sin móvil y con la Guía Campsa como fiel copiloto. En el fondo era romántico, eso seguro. Deberíamos probarlo.
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 7 de Febrero de 2018