¿Conciliaqué?

No puedo dejar de reírme cuando oigo a los políticos hablar de conciliación. Y para empezar, pondré dos ejemplos.

Soraya Saénz de Santamaría volvió al trabajo 7 días después de dar a luz, lo que para muchos podría ser un ejemplo de implicación, responsabilidad y dedicación, para mí es más un ejemplo de que sólo pueden conciliar los que disponen de excelente apoyo económico o familiar, porque imagino que alguien tendría que darle al bebé los biberones, cambiarle los pañales y no dormir por las noches. Por otro lado Bibiana Aído se retrataba a menudo con todo tipo de declaraciones sobre el tema, cuando resulta que no tiene hijos. Una de sus perlas fue que, según ella, más del 90% de las PYMES incluye planes de igualdad orientados a la conciliación para sus empleados. Un ejemplo más de que esta chica poco conoce, o conocía, del mundo real.

Conciliaqué?

Conciliación. Esa palabra que llena bocas y programas electorales. Esa palabra tan de moda en su momento y que suena mucho mejor de lo que realmente representa.

Tanto mi mujer como yo tenemos la suerte de tener trabajos sin horario fijo, cosa que nos ayuda bastante cuando nuestros hijos se ponen malos, cuando hay una reunión fuera del horario de colegio, o cuando disfrutan de vacaciones escolares. Quizá no lo hayáis pensado los que no tenéis hijos, pero en Navidad se trata de una semana, en Semana Santa dos y en Verano la friolera de 3 meses, más los 15 días de Junio y Septiembre en los que hay media jornada. Esto da un total de aproximadamente 5 meses al año en que los horarios de tus hijos no son los habituales y se hace necesario ayuda externa si quieres continuar con tu trabajo normal. Que alguien me explique cómo diablos se puede conciliar. Y no digamos si algún miembro de la pareja quiere hacer algo extra como un máster o deporte.

Tengo amigos que tienen que llevar a sus hijos a la oficina algunas mañanas o tardes. También tengo amigos a los que sus padres, los socorridos abuelos, les echan una mano la mayoría de las veces. También conozco otras parejas con hijos que se organizan estupendamente y no faltan a ninguna cena, al cine y a lo que se tercie, gracias a que tienen a una canguro interna, o casi, en casa.

Si alguien de los que manda en este país quiere hacer algo por mejorar la vida de los, tan políticamente utilizados, emprendedores, quizá debería pensar sobre lo arriba expuesto. De lo contrario, lo tenemos francamente complicado..