El futuro de los jóvenes directivos

Aunque no lo parezca (o eso me dicen) este que escribe está ya más cerca de los 50 que de los 40, siempre he pensado que se debe a algo de suerte en los genes y, pudiendo engañar por fuera gracias a cuidarme bastante, por dentro uno sabe que está ya mayor en ciertos aspectos. La edad está ahí y lo bueno es que no llega de golpe, te van entregando fascículos y no hace falta tener la cabeza especialmente bien amueblada para aceptarlo de tan despacio que te va afectando.

Cuento esto porque el otro día en un evento para jóvenes que organizamos desde ADIMUR (la asociación de directivos de la Región de Murcia) me presentaron como ese “senior” que no lo parece (el cansancio va por dentro se ve, porque estaba reventado y no me encontraba ni mucho menos en mi mejor momento, que uno ya tiene unos años) y me pidieron explicar los motivos para recomendarles formar parte de nuestro cada día más numeroso grupo.

Decidí centrar mi minúsculo discurso en tres ideas fuerza que pudiera recordar fácilmente el auditorio, tres grandes ventajas y beneficios que a nivel personal me ha proporcionado pertenecer a este proyecto, primero como asociado y luego como miembro de la junta directiva: aprendizaje, generosidad y bienestar personal.

Aprendizaje: Cuando uno es empresario, viniendo además de ser autónomo desde hace mil años, está bastante cegado en ciertos temas de los que principalmente es autodidacta, el tiempo es limitado y cuesta instruirse en nuevos asuntos enmarañado en el día a día. Desde que estoy en ADIMUR he aprendido lo que no podría ni imaginar de los compañeros de viaje que me acompañan, todos me han mostrado un lado que no conocía, unas soft-skills que son oro molido y una continua formación a su lado que no tiene precio. En las reuniones de trabajo y en las personales, que también las hacemos los que mejor conectamos.

Generosidad: Me he dado cuenta de que conforme uno se hace mayor va perdiendo el egoísmo, diluyéndose como un azucarillo endulzando a su vez el agua en el que vivimos con ese conocimiento y experiencia que, poco a poco, deseas compartir. En ADIMUR he encontrado gente que comparte contigo lo que sabe sin esperar nada a cambio (igual me lo he ganado, quiero pensar) y de esta forma sacan de ti eso mismo, ganas de ser más generoso y compartir lo que sabes.

Bienestar personal: Me cuesta muchas veces separar mentalmente la figura del empresario y del directivo. Es lógico: la empresa es mía y aunque me considero director general también soy el que se la juega cada día económicamente (administrador único), por lo que llevo puestos los dos sombreros durante mi trabajo diario. Desde que estoy en ADIMUR, evolución que ha ido a la par del crecimiento de la empresa, he ido dando galones a algunos de mis empleados más implicados y efectivos, haciéndoles crecer en responsabilidad y sueldo, convirtiéndoles en eso, mandos intermedios que hacen más fácil la vida del resto de miembros del equipo.

Estar en ADIMUR no solo me ha hecho mejor directivo, me ha hecho también mejor persona, contagiado por los que me rodean. Y este es mi mayor consejo para el futuro de los jóvenes directivos, viniendo además de alguien que también lo ha sido y que para muchos sigue pareciéndolo. Aunque la profesión vaya por dentro.

EXTRA:

Gracias a Yayo Delgado y Estrella de Levante por lo bien que (me) nos tratan siempre.

Nacho Tomás
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Mayo 2023

¿Son deporte los e-sports?

Cuando una industria crece tanto como para llamar la atención de diferentes actores económicos a distintos estratos y con un alto componente de transversalidad el motivo debe ser importante. Ese algo en los videojuegos es que ya mueven más que el cine y la música. Juntos. Se estima que hay 2.500 millones de vídeo-jugadores en el mundo. Y a estos números que comienzan a retumbar en los tímpanos de productores, inversores y público final (lo más importante), toca una nueva vuelta de tuerca con la proliferación de los deportes electrónicos (e-sports).

Ya a nivel publicitario el sector está ojo avizor con el tema, los “gamers” mueven tanta o más gente y pasta que los deportistas top mundiales. Si las retransmisiones de un equipo de fútbol son de pago, la alternativa digital en Twitch (o cualquier otra plataforma) se come a pasos agigantados el gap que existía entre estos públicos / plataformas que prefieren la gratuidad e inmediatez de una partida en directo del FIFA. Para más información, un chaval de Alhama llamado “The Grefg” rompió el record mundial de audiencia en esta plataforma (que se dice rápido).

La propia publicidad de los estadios se puede adecuar a la audiencia, ya sea en el campo de juego real o el de la Playstation, y no está lejos el momento en que podamos definir personalizadamente qué y cómo se muestra cada anuncio a qué tipo de target publicitario, tal como ya podemos hacer cuando navegamos o nos descargamos una app. Real time biding (RTB), re-marketing, anuncios de display actualizados en tiempo real o cualquier nueva idea de publicidad online que surgirá al compás de estos nuevos sectores de entretenimiento.

Existen ya equipos reales orientándose al online, ligas personalizadas con su calendario, canales de televisión propios, patrocinadores… Incluso se comenta que el Comité Olímpico Internacional está valorando incluirlos en alguna competición real en breve, un paso iniciado cuando aceptaron los “e-sports” como actividad deportiva. Hablando del tema, ya han sido muchas las marcas que proporcionan ropa especializada o pruebas médicas a este tipo de “deportistas” que se ven sometidos por momentos a altos ritmos competitivos.

La pandemia no ha hecho sino acelerar este proceso que pone sobre la mesa muchos interrogantes, mucha información por analizar y, sobre todo, muchas preguntas sin respuesta, principalmente porque sólo conocemos la punta del iceberg de un asunto que, sin duda, va a dar que hablar a muy corto plazo.

En resumen, ¿son deporte los e-sports? Mi respuesta, como persona que evoluciona, ha cambiado en los últimos años. ¿La vuestra?

Nacho Tomás
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La Verdad de Murcia
Julio 2021

Petróleo en Murcia.

Hoy he soñado que encontraban petróleo en Murcia. Un operario de las obras de soterramiento del AVE a su entrada en la ciudad taladraba más de la cuenta y ¡Zas! Un chorro de oro negro de cien metros de altura tiznó su sudorosa cara y de rebote varias manzanas a la redonda. La calidad y cantidad del producto era inusual, expertos venezolanos, americanos y saudíes corroboraron este extremo y de camino al sureste español desde sus jets privados cerraban acuerdos comerciales con nuestras autoridades. Beneficiosos para todos, no tengan duda, decía la coalición que nos gobernaba a través de sus cuatro portavoces al alimón. Nuestra democracia era la envidia general, no había oposición y todos gobernaban en amor y compaña. Se acabó el criticar lo que sea que venga de otro. Se acabaron los pactos imposibles. Éramos la nueva Atenas.

Los primeros años fueron grandiosos, la bolsa hallada era la más grande del mundo. Se acabaron los problemas de abastecimiento que comenzaban a aflorar en otras partes del planeta. El barril murciano se convirtió en el nuevo ladrillo y el dinero llegaba a espuertas. Se acabó mirar a la capital del país para esperar su visto bueno antes de dar un paso. Reconstruimos Lorca por completo. El puerto de Cartagena se convirtió en el Rotterdam del Mediterráneo y los cruceros dejaron paso a inmensos petroleros. La industria global de los vehículos eléctricos se fue al garete enterrada por los petrodólares. Se redujo drásticamente el uso de bicicletas y se eliminaron las aceras. ¿Quién iba a querer andar con el litro de gasolina a trece céntimos? Todo era precioso.

Concluyeron las obras del aeropuerto y se compraron aviones y pasajeros con vuelos directos a Pekín y a New York. Construimos un túnel de diez carriles que horadaba el Puerto de la Cadena. Se alcanzó el pleno empleo con dignos salarios. Se llenaron las infinitas casas vacías de nuestra costa. Albacete se nos unió de nuevo y de la envidia Alicante hizo lo propio pasando a ser una comunidad autónoma de tres provincias. La Asamblea Regional se trasladó a Benidorm. Cerramos las desaladoras una vez negociada satisfactoriamente la compra del Ebro. Y del Tajo. Doblamos las vías de tren hasta cada rincón de España. Levantamos el Disney Paramount World Park. El Real Murcia volvió a primera. Pagamos las obras para terminar la Sagrada Familia a cambio de poner en su cúpula el Cristo de Monteagudo. Prohibimos el reggaetón y la tuna. El martes del Bando de la Huerta era festivo nacional. Festivo nacional no, era puente mundial. Y no me preguntéis cómo pero en mi sueño también conseguíamos que en Agosto no hiciera calor.

Entonces me he despertado, he mirado por la ventana en este día tan triste y frío y me he ido a correr un rato.

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tom
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ículo publicado en La Verdad de Murcia el 4 de Mayo de 2016

Fecha original de publicación:4 mayo, 2016 @ 13:21

Con cara de tonto.

Con cara de tonto.

No lo puedo evitar. Se me queda cara de tonto cuando escucho a personajillos sin escrúpulos mentir como bellacos para engañar al personal intentando metérselo al bolsillo. Y se lo meten. Si es que en el fondo vamos a ser tontos. O no tan en el fondo. O nos lo hacemos para no tener problemas. Y claro, esos problemas siempre acaban dándose la vuelta y explotándote en los morros. Cuando voy de viaje de trabajo y me pagan las noches de hotel soy incapaz pedir nada que no sea el mero acto dormir y el desayuno. Este fin de semana pasado en Barcelona aboné encantado los 12€ que me costó la piscina para poder entrenar unos largos y correr un rato en la cinta del gimnasio. Hay otros “colegas” que fardan de engañar a la Universidad metiendo hasta cosas del mini bar. Y se me pone de nuevo cara de tonto. O más que de tonto, de sorpresa. ¿No te da vergüenza? Pues no, ninguna. Y presumen además.

No nos engañemos ni pensemos que los españoles somos el centro del mundo, lo hacen los alemanes, los suecos, los italianos y los chinos. Aquí el más tonto hace relojes. Está claro que todos estafamos, ya sea robándole el wifi al vecino, imprimiendo cosas personales en el trabajo (aquel que tenga oficina y está empleado por cuenta ajena) o pagando en negro al fontanero cuando te dice que si quieres factura la cosa sube un 21%.

La misma cara que se me pone cada vez que veo una noticia como la de los Papeles de Panamá. Estamos rodeados de señores que usan sus puestos para pagar fiestas de cumpleaños de sus hijos, para indemnizar diferidamente a sus queridas con cuantías millonarias o para comprar masajes y copas con cargo a unas tarjetas black que pagamos entre todos. Fresco. Así se lo han estado llevando durante siglos. Y no olvidemos las puertas giratorias, la trama Gurtel, los ERE, las financiaciones ilegales, o los cuñados colocados a dedo que ni tan siquiera van a fichar. Presunción de inocencia: no por ser cuñado eres un inútil.

Declaro todos y cada uno de los trabajos que realizo. Cada trimestre pago un sartenazo importante de IVA. Cada año la renta me sale a devolver una barbaridad. Soy un prestamista del Estado que me usa de financiera y no me paga intereses. ¿Tan difícil es estimar mejor el IRPF hasta un nivel acorde de ingresos y gastos?

A veces pienso que soy un pardillo por pagar religiosamente todos los impuestos que los autónomos somos capaces de generar. Algún día se nos agradecerá. Por si acaso voy soltando ya un de nada.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tom
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ículo publicado en La Verdad de Murcia el 20 de Abril de 2016

Fecha original de publicación:20 abril, 2016 @ 10:27

Motivos para el optimismo

El otro día mi hermano y yo estuvimos viendo vídeos de conciertos multitudinarios, divagábamos sobre nuestras ganas de volver a estar apelotonados y sudorosos en medio de cualquier recinto. Incluso él, que suele ser poco de barullo, estaba deseoso. Imagínate yo, le dije.

Entre tanta mala noticia que nos rodea últimamente, un par de rayos de luz en medio de una tormenta que se antoja demasiado larga, llegan a nuestros diálogos virtuales. Las ansiadas vacunas han sacudido las bolsas, han llenado nuestras conversaciones y al menos, en lo que a mí y los míos respecta, han iluminado el túnel en el que nos encontramos, aunque sea entrando por la otra punta y aún desconozcamos la longitud del mismo.

Es matemático, soy de los que piensa que todo irá siempre a mejor e incluso en momentos como estos toca de vez en cuando darle una alegría a tu futuro, aunque por ahora sea el cuento de la lechera. Un optimista obstinado como yo, que olvido habitualmente lo malo (literal, lo borro de la mente), fijo lo bueno (recreándome en ello a menudo a posteriori) y siempre veo el lado positivo de las cosas, no podía dejar pasar la oportunidad de sonreír de medio lado mientras leo la bendita carrera entre las farmacéuticas sintiéndome por un momento como si estuviéramos en plena guerra fría. En lo bueno de aquello, me refiero.

No es la primera vez que, basándome en mi frustrada vocación de economista, intento encontrar la diferencia de esta crisis con las anteriores: financieras, inmobiliarias, alimenticias, económicas o incluso conflictos bélicos, siendo la actual una mezcla de todas o un poco de ninguna, y pienso en la recuperación que sí o sí tiene que venir. Y cómo de rápida, segura y solvente será. Porque lo será. Y cómo de reforzados saldremos.

Dentro de unos meses (iba a escribir años, pero me puede el ánimo) miraremos atrás sintiendo esto como un mal sueño y es ahora cuando tenemos que ir poniendo los cimientos de lo que queremos que sea el futuro. Paso por alto los infinitos daños que todos nos llevamos, al menos a mi alrededor ninguno sanitario, lo cual me permite centrarme en lo menos importante. Por eso no es este alegato un lanzamiento de las campanas al vuelo, sino una esperanza tras los destrozos. Una visualización cada día más cercana de motivos para el optimismo.

Nacho Tomás
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Artículo publicado en La Verdad de Murcia
18 de noviembre de 2020

Ratoneras

Si metes una rana en agua hirviendo saltará del recipiente instantáneamente, pero si la metes en una olla a temperatura ambiente y la vas calentando poco a poco hasta la ebullición, se quedará frita sin darse cuenta. Esta metáfora, conocida como “El síndrome de la rana hervida”, sirve para explicar la situación en la que mucha gente se encuentra en el trabajo, en sus relaciones o, de esto hablaré hoy, en la información que recibe, procesa y posteriormente comparte.

Acaba de comenzar el curso (que los años también empiezan en septiembre no es negociable) y ya tenemos encima de la mesa el lío de siempre. No se trata de algo nuevo, la historia se repite (que se lo digan a los guionistas de Dark) y no es la primera vez que hablo en estas páginas sobre los bulos, las fake news y la comodidad de no comprobar nada de lo que pasa por nuestras manos.

Tres ejemplos muy recientes: los nuevos requisitos para optar a los Oscars, el parón de Astrazeneca en el desarrollo de su vacuna contra el Covid-19 y el posible Premio Nobel de la Paz para Donald Trump. Noticias que, según dónde las leas, oigas o veas (no podemos echar la culpa siempre a las redes sociales), te harán reaccionar de una manera u otra. Al fin y al cabo, dirás, es lo de siempre, medios tendenciosos que arriman el ascua a su sardina. Pues sí pero no. Porque en el maremágnum diario de información, nosotros como usuarios tenemos una responsabilidad importante ya no en lo que leemos, que lamentablemente en muchos lugares es opinión en lugar de información, sino en lo que compartimos. No podemos mirar a otro lado haciendo cada vez la bola de nieve más grande.

Dedicar tres minutos a ampliar información y no generar bilis es saludable tanto para tu cabeza como para tu estómago. Hazlo, leches, y hazlo ya y siempre.

Las supuestas políticamente correctas nuevas reglas para los premios de Hollywood no son lo que parecían, al Presidente estadounidense lo ha propuesto para Nobel de la Paz un parlamentario noruego (como podría hacer miles prácticamente cualquier persona anónima presentando a la Abeja Maya) y los reveses en el desarrollo de una vacuna son habituales en cualquier proceso científico, faltaría más. Por cierto, Miguel Bosé sigue missing.

Cambiemos la rana por un ratón y en lugar de olla con agua hirviendo aparecerá una ratonera, esa trampa en la que sin darnos cuenta caemos una y otra vez. Las hay de todo tipo. Y las peores, sin duda, son las mentales.

No es difícil aprender a esquivarlas.

Nacho Tomás
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Artículo publicado en La Verdad de Murcia
16 de septiembre de 2020

Relatividad o barbarie

Priorizar es siempre buena idea. Ahora, en el futuro o antes de esta locura. Nunca falla dedicar unos minutos a ordenar mentalmente por importancia cualquier cosa que se te cruza por delante antes de ejecutarla. La organización aparece después, como por ensalmo, si has sabido antes dar el paso previo, el del párrafo anterior a modo de impulso vital, de análisis de inicio, de puesta en marcha metódica y, posiblemente, eficaz.

Se convierte en arma de doble filo esta oportunidad de pasar tantas horas con nosotros mismos, algunos consiguen relativizar, otros derivan en comportamientos básicamente primarios. No resulta sencillo jugar en un filo que termina cortando si no hiriendo. Pero es momento de arriesgarse: relatividad o barbarie. ¿Qué eliges?

Es hoy un buen tiempo para hacer cosas diferentes. Cosas previamente dispuestas a un antojo propio, ordenándolas de mayor a menor lo-que-tú-quieras. Llámalo importancia, llámalo necesidad, llámalo placer. Dicen por ahí que si quieres llegar a un lugar diferente no debes hacer siempre lo mismo, el problema es que nos han cambiado de sitio la meta, o mejor aún, ya no hay meta a lo lejos, la tenemos aquí, la tenemos mañana, la tenemos ayer. No hay otra opción, es ya. A unos les ha dado por tocar la guitarra, cocinar o hacer pan, por comprar papel higiénico o criticar cualquier cosa. Parece que todo vale en esta situación caótica a la que o cogemos por los cuernos o nos mete una cornada con tres trayectorias como la que muchos hemos sufrido y nos afanamos en taponar como buenamente podemos. Y no sólo económica, oiga. Las heridas más graves siempre son otras. Aunque parece que duelan menos.

Es momento de tener tiempo y de saber aprovecharlo. Es tiempo de tener momentos y saber degustarlos. Llegó la hora de priorizar. Por mi parte he tenido la suerte de tirar de un hilo que parecía ilusorio en inicio y ha acabado resultando una acción recibida con entusiasmo por el mundillo murciano. Las charlas en directo en mi canal de Instagram que comenzaron como prueba se han convertido en una tradición diaria, a las siete de cada tarde, antes de los aplausos y contando con un elenco de altura y de muy diversos sectores: ciencia, arte, cultura, moda, cómics, literatura, deporte, humor, música, radio, prensa y televisión. Una conversación en directo que luego cuelgo en YouTube y os invito a disfrutar, para escuchar cómo el confinamiento ha afectado a todos estos profesionales.

Entre relatividad y barbarie hemos elegido lo primero. Aunque a veces cueste, es lo que nos mantendrá humanos.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
22 de abril de 2020