Que levante la mano el que piensa en sufrimiento cuando le hablan de una competición deportiva. El triatlón es un buen ejemplo, cruzas la meta y escuchas de todo. “¡Estás loco!” se disputa el primer puesto en las bocas de los espectadores en dura pugna con “¡Enhorabuena!” Y tiene su explicación, no lo dudo. Pero hay más. Te tiras a nadar en un pantano a las nueve de la mañana, con más frío del previsto, junto a otros doscientos animales. Das brazada tras brazada en dos vueltas intentando seguir el recorrido de unas boyas entre manotazos, patadas, tragos de agua y sol en contra. Te destrozas el cuello por mucha…
-
-
Envidia
A estas alturas de mi vida debo reconocer que siempre he sido un envidioso. Y seguro que seguiré siéndolo y por ello me esforzaré todo lo que esté en mi mano en lugar de expresarlo con odio y malas babas en las redes sociales.
-
La fuerza del grupo
En estas concentraciones sacas impulso de donde no sabes que existe, con horarios y procedimientos diferentes a los rutinarios, personas que conoces muy intensamente y te aportan el tan necesario “otro punto de vista”,
-
El último baile
Diez capítulos que valen su peso en oro, mostrándonos qué diferente es lo que se vive dentro y se siente fuera de la cancha. Una joya como pocas en los últimos años. Solo por estas diez horas merece la pena pagar un año entero de esta plataforma de streaming.
-
Strava, la red social de los deportistas
or cada minuto que los atletas usan Strava dedican un promedio de 50 minutos a entrenar, un usuario corrió 100 maratones en 100 días y otro corrió todos los días del año por séptimo año consecutivo.
-
Cualquier tiempo pasado fue anterior
Crónica de la travesía de aguas abiertas TimonCap 2019, rodeando el Faro de Cabo de Palos a nado.
-
Con los huesos en su sitio
Este sábado en la Quebrantahuesos sucedió algo curioso: hice a la vez los kilómetros más rápidos y más lentos de toda mi vida deportiva. ¿Cómo se explica esto? Fácil, la mítica prueba cicloturista que transcurre por los Pirineos es una absoluta maravilla, con puertos de dureza y altimetría habituales del Tour de Francia y unas bajadas eternas por carreteras de lujo, que además están cortadas para nosotros, por las que dejarse llevar zigzagueando. Doscientos kilómetros compartidos con miles de ciclistas y un desnivel acumulado de tres mil quinientos metros (murcianos, esto es como subir la Cresta del Gallo doce veces) que se te pegan en las patas persiguiéndote durante unos…