Si metes una rana en agua hirviendo saltará del recipiente instantáneamente, pero si la metes en una olla a temperatura ambiente y la vas calentando poco a poco hasta la ebullición, se quedará frita sin darse cuenta. Esta metáfora, conocida como “El síndrome de la rana hervida”, sirve para explicar la situación en la que mucha gente se encuentra en el trabajo, en sus relaciones o, de esto hablaré hoy, en la información que recibe, procesa y posteriormente comparte. Acaba de comenzar el curso (que los años también empiezan en septiembre no es negociable) y ya tenemos encima de la mesa el lío de siempre. No se trata de algo…
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El último baile
Diez capítulos que valen su peso en oro, mostrándonos qué diferente es lo que se vive dentro y se siente fuera de la cancha. Una joya como pocas en los últimos años. Solo por estas diez horas merece la pena pagar un año entero de esta plataforma de streaming.
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Air Canada, tenemos un problema
Un avión Boeing 767 destino Toronto revienta una rueda del tren de aterrizaje al despegar de Madrid, afectando también a un motor.
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Entendidos por condena
Algo así pasa actualmente en el horizonte político que nos rodea, partidos condenados a entenderse sí o sí, en un panorama para algunos dantesco y para otros escaparate ideal en el que mostrar las supuestas habilidades de los que guían nuestros designios.
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Los logotipos también envejecen
Nos enfrentamos a una decisión con alta resistencia al cambio, pero con unos resultados que a la larga van a ser los deseados.
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El móvil infinito
Intento hacer memoria pero no consigo concretar cuándo compré mi primer teléfono móvil. Fue en una tienda de electrodomésticos que vendía lavadoras y calculadoras. Un Motorola con tapa de plástico que se abría para acceder al teclado y al que había que estirarle la antena para coger algo de cobertura. Hace tanto tiempo que aún no entendíamos cómo funcionaban los mensajes de texto y tuve que explicar a varios familiares la magia de escribir algo con aquellos teclados, en los que cada número tenía tres o cuatro letras, y que llegara al destinatario ipsofacto (o casi). Aquellas tarifas suenan a chino ahora, con establecimiento de llamada o tener que esperar…
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Formación continua
De todas las clases que he impartido en mi vida (por encima ya de la centena) pocas como aquellas en que consigues involucrar al público. Sea por el motivo que sea hay veces en las que quizá tú estás inspirado, ellos están entregados, o vete tú a saber por qué, pero la cosa fluye y se convierte en mágica. En algunas sesiones formativas se llega a establecer una intensa conexión entre profesor y alumno que habitualmente desemboca en un triunfo a dos bandas que puede por momentos invertir incluso los papeles. Recuerdo haberlo sentido bastantes veces en la carrera y me muero del gusto cuando ahora puedo ser culpable de…