Menuda se ha montado. Con lo fácil que habría sido decir lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir. Si lo dijo el Rey cualquiera puede hacerlo. Lo del máster de Cifuentes tiene tantas sombras y da tanta pereza comentarlo que en su lugar me ha dado por pensar en los motivos que llevan al personal a mentir en sus currículums. La titulitis es la primera causa. Algunos creen que sin una carrera no eres nadie. Afirmación que teniendo un lado cierto esconde algunos peros. Conozco gente sin estudios superiores mejores profesionales en su sector que titulados universitarios. Yo mismo al terminar la licenciatura y saltar sin red al…
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7 consejos básicos para hablar en público.
Recuerdo perfectamente la primera vez que hablé en público. Primero de carrera, clase de Sociología, presentando un trabajo sobre cómo se manipulan los datos en los medios de comunicación. Me temblaron las piernas, tartamudeé, sudé a cántaros y el profesor me dijo de todo menos guapo. Y con razón. Un día me comentaron: “Lo que eres habla tan a las claras que no se escucha lo que dices” y lo que yo era en aquel momento impedía poder transmitir nada que no fueran nervios e inseguridad. La audiencia es como un perro, nota el miedo. Hoy, con un poco más de experiencia, utilizo algunos de estos consejos para mis presentaciones. Sigo…
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Barcelona
Hay ciudades que no entran a la primera. Me sucedió, por ejemplo, con Londres y con Florencia. Con la capital inglesa tuve la suerte de quitarme la espinita y a la segunda oportunidad cambió, afortunadamente, mi concepto. A la urbe de los Uffizi todavía no he vuelto. La primera vez que estuve en Barcelona bajé del avión a las 9, cogí un taxi a las 10, me metí a una reunión a las 11, y a las 14 estaba de nuevo, aterrizando, en Barajas. Las siguientes tres o cuatro veces llegaba por la tarde, entraba a la sala de conciertos de turno y a la mañana siguiente ya desayunaba en…
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La letra con pasión entra.
Desde siempre me ha parecido admirable la capacidad de enseñar de los maestros. Recuerdo perfectamente a aquellos míticos profesores del colegio que consiguieron que aprendiera las bienaventuranzas, que entendiera cómo funciona el clima, cómo se hace una raíz cuadrada, cuáles son las capitales de todos los países de Europa o cómo diferenciar el reino, tipo, clase, orden, familia, género y especie de cualquier animal… Conceptos que, a día de hoy, se mantienen intactos en mi cabeza. O ese otro en la Universidad que, como por arte de magia, hizo posible que me cuadrara un balance, me convenció de la utilidad del álgebra lineal, hizo que fuera hasta divertido el Derecho…