Intuyo, sin más argumentos que mi propia experiencia, que el primer trabajo que uno desempeña en su vida moldea sin contemplaciones el futuro que le espera a nivel laboral. En mayor o menor medida todos los encargos profesionales que he desarrollado, en mis más de veinte años de cotización, han llevado aparejada una pata variable en el sueldo que incluso, muchas veces, superaba el fijo mensual. Cuando repartía pizzas para pagarme la carrera casi siempre obtenía el extra de mayor rapidez de entrega en moto (con algún susto vial incluido) y sumando a ello las sustanciosas propinas conseguidas prácticamente duplicaba lo percibido en el salario fijo. En otro momento podremos…
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Feliz Navidad. O no.
Pasan los años y sigo sin tener del todo claro si me gusta o no la Navidad. Por un lado hemos crecido y la ilusión, irremediablemente, se pierde. Por otro lado están los hijos, y con la suya compensamos, casi totalmente la que se nos ha ido. Unido a la ilusión viene la responsabilidad y aquí no hay discusión: Necesitamos mejorar. Feliz Navidad. O no. NOTA: Foto de Pixabay.