A estas alturas de mi vida debo reconocer que siempre he sido un envidioso. Y seguro que seguiré siéndolo y por ello me esforzaré todo lo que esté en mi mano en lugar de expresarlo con odio y malas babas en las redes sociales.
-
-
La hora azul
Un tramo que siempre mejora, añadas lo que le añadas, especial y recomendable si el aditivo es gente cercana, comida y bebida.
-
Contento de haber nacido (aquí)
Pero por encima de todo, y nunca se nos olvide, debemos agradecer cada día la inmensa suerte de haber nacido aquí y en estos tiempos, porque todo lo demás no valdría de nada si hubiéramos tenido otro destino.
-
Relatividad o barbarie
Priorizar es siempre buena idea. Ahora, en el futuro o antes de esta locura. Nunca falla dedicar unos minutos a ordenar mentalmente por importancia cualquier cosa que se te cruza por delante antes de ejecutarla. La organización aparece después, como por ensalmo, si has sabido antes dar el paso previo, el del párrafo anterior a modo de impulso vital, de análisis de inicio, de puesta en marcha metódica y, posiblemente, eficaz. Se convierte en arma de doble filo esta oportunidad de pasar tantas horas con nosotros mismos, algunos consiguen relativizar, otros derivan en comportamientos básicamente primarios. No resulta sencillo jugar en un filo que termina cortando si no hiriendo. Pero…
-
Arriba esas persianas
Las persianas subiéndose son la música matinal del aislamiento, sonando armoniosamente en una perfecta distribución como si de una orquesta se tratase alrededor de nuestro barrio.
-
Lo que se cuece en Israel
Israel, un espacio físico y psíquico donde resulta imposible separar religión, política e historia.
-
Acabas aceptando
Todo se puso tan cuesta arriba que fue mejor girar ciento ochenta grados sobre tus talones y dejarte suavemente caer hacia abajo decidiendo ser uno más. Como si llevaras patines. Sin dolor, sin pena, sin remordimientos ni agonía.