Nimiedades hace un año, reveladas ahora como lo único importante de nuestras vidas. Ojalá cuando volvamos a poder disfrutarlas sepamos valorarlas, porque capaces somos de darlas por sentado de nuevo cuando esto pase, que pasará, y entonces sí que nos mereceremos su pérdida. Su robo, su arrebato, porque esta vez ha sido a mano armada y con premeditación.
-
-
La pandemia es una noche
La pandemia es una noche, llena de peligros y de sospechas, seguida siempre de la claridad azul que con su luz va dando forma y relieve a lo que nos rodea.
-
Motivos para el optimismo
Las ansiadas vacunas han iluminado el túnel en el que nos encontramos, aunque sea entrando por la otra punta y aún desconozcamos la longitud del mismo.
-
El futuro de las ciudades
Está cambiando nuestra cohesión familiar, nuestra forma de trabajar y de relacionarnos. Y también van a cambiar nuestras ciudades. O más nos vale.
-
Relatividad o barbarie
Priorizar es siempre buena idea. Ahora, en el futuro o antes de esta locura. Nunca falla dedicar unos minutos a ordenar mentalmente por importancia cualquier cosa que se te cruza por delante antes de ejecutarla. La organización aparece después, como por ensalmo, si has sabido antes dar el paso previo, el del párrafo anterior a modo de impulso vital, de análisis de inicio, de puesta en marcha metódica y, posiblemente, eficaz. Se convierte en arma de doble filo esta oportunidad de pasar tantas horas con nosotros mismos, algunos consiguen relativizar, otros derivan en comportamientos básicamente primarios. No resulta sencillo jugar en un filo que termina cortando si no hiriendo. Pero…
-
Arriba esas persianas
Las persianas subiéndose son la música matinal del aislamiento, sonando armoniosamente en una perfecta distribución como si de una orquesta se tratase alrededor de nuestro barrio.
-
Lo que nunca olvidaremos
Sobreviviremos a esto, conseguiremos una vacuna, saldremos del aislamiento y renaceremos económica y socialmente.