Hasta el otro día, cuando disfruté de los noventa minutos completos del partido de ida de la Supercopa de España en el que el Madrid barrió al Barça, el último partido de fútbol que había visto entero fue la final del Mundial de Sudáfrica cuando España ganó y Casillas le estampó aquel memorable beso en los morros a la Carbonero. Han pasado siete años y desde aquel momento no digo que no siguiera un poco el asunto futbolero, porque si vives en España es imposible abstraerte del todo (medios de comunicación, conversaciones con amigos, redes sociales), pero no veía más que algún resumen o ese golazo por jornada que metía…