Queridos ministros y exministros:

Queridos ministros y exministros:

Cuesta mantener el tipo cuando os escuchamos diciendo a diestro y siniestro que una de las mejores salidas a la crisis es el autoempleo. Desde el poder y la oposición.

Con 5 millones de parados necesitaríamos 5 millones de autónomos. Facilísimo vamos. Una salida, por cierto, propuesta por personas que disfrutan de sueldos vitalicios, entre otras tantas prerrogativas. Personas de todos los colores, cobrando en sus partidos y luego colocados en empresas privadas. Ministros y exministros de todas las legislaturas y de todos los partidos.

Los autónomos son esa rara especie que está deseando recibir llamadas de teléfono de números que no conoce, porque siempre puede tratarse de una oportunidad. Los autónomos lo pasamos tan bien o tan mal como el resto de mortales ya sea en época de bonanza o de vacas flacas, aunque en muchos casos disfrutemos de un tiempo libre que no tiene precio. O sí, la nómina a fin de mes de la que hemos oído hablar pero nunca hemos visto.

Autonomos

Los autónomos tenemos que ponerle buena cara a ese cliente que lleva tres meses sin pagarnos porque, en nuestra indefensión, si se enfada y es un pirata, como no es raro encontrar, puede que nos quedemos con tres palmos de narices. Y si tienes como clientes a instituciones públicas, sabes que pagan bien, pero pagan tarde. Muy tarde. Mucho más de lo que te imaginas. Pero tú ya has pagado el IVA de esas facturas que has emitido y Dios sabe cuándo cobrarás.

Los autónomos tenemos que lidiar a diario con problemas empresariales, captación de clientes, peleas con los bancos, lucha de tiempos con los proveedores o asuntos personales de tus empleados. Y siempre con una buena cara, porque si un cliente ha decidido dejarte tienes que lanzarte a la calle a reponerlo. No hay tiempo para el desánimo.

No todo el mundo sirve para ser autónomo, del mismo modo que no todo el mundo sirve para ser notario o registrador. O para ser barrendero. Cada uno tiene su mérito, inmenso mérito. Por favor, queridos ministros y exministros, cuiden sus palabras.

Cuento esto porque me han retenido la devolución de la Renta del 2013 debido a que uno de mis clientes no ha presentado las facturas mensuales de los trabajos que desde N7 hemos realizado para su empresa. Dichas facturas están todas emitidas con la retención que me obliga a realizar Hacienda. Pago religiosamente el IVA de cada trimestre, pago mi cuota de autónomos de cerca de 300€ mensuales, reduzco un 21% de IRPF en cada factura para financiar al estado y luego, cuando debe devolvérmelo, el erario público me sale con éstas. Claro, que si hago las facturas sin IRPF para cubrirme las espaldas estoy cometiendo un delito fiscal. De locos.

Si el error ha sido de un cliente mío, ¿por qué me fastidian a mí? Me dice el asesor que es posible que tengamos que ir a juicio para solucionarlo. Que está ganado, que no hay problema, me dice. Pero el problema es que llevo un descalabro de más de 6 meses sin que devuelvan esos casi 5.000€ que son míos. Esa es otra, los asesores. He conocido muchos y pocos son más que presenta papeles. Asesorar, asesoran lo justo. De empatía van limitados. Euros que son míos y de mi mujer, que para colmo también es autónoma y hacemos la declaración conjunta.

Además, si has sido valiente, no te olvides de los hijos, en nuestro caso dos. Acaba el cole en Junio y toca pagar guardería para poder seguir trabajando, y eso que este año nos hemos vuelto locos y hemos estado un mes y medio fuera de casa, yendo con ellos a todas partes, ahorrando así 15 días de canguro. Volvemos al trabajo a finales de Agosto y de nuevo a pagar guardería pues el cole no empieza hasta el dia 8 de Septiembre, y con media jornada, claro, no vayan a desaptarse los niños o los maestros. Aquí ya no es asunto de autónomos, ¿existe algún trabajo por cuenta ajena en el que se pueda gestionar mínimamente la vida laboral y familiar? Ya respondo yo: No, no existe. Pagar para poder trabajar, esto era la evolución y el bienestar social. Y se os sigue llenando la boca de «conciliación» en vuestros mitines.

La guinda, los libros del cole, la friolera de 450€ en total por una niña en 1º de Primaria y un niño en 3º de Infantil.

Señores gobernantes, los autónomos no pedimos ayuda, sólo pedimos que no nos pongan más zancadillas. Que por favor, no suene esto a sollozo. Estoy encantado de ser microempresario. Volvería a serlo 100 veces en otras 100 vidas.

Otro tema que trae de cráneo a las cabezas pensantes del país es el dinero negro. Hay que acabar con él, hay que pedir factura al fontanero, al albañil, al electricista, al pintor, a la cafetería donde vas cada día a tomar café con los clientes. Hay que acusarles si no las hacen. Todos somos Hacienda. Y la Gestapo.

Puedes acogerte a una amnistía fiscal y limpiar todos los millones que nos has robado, puedes meter mano a la caja que debería pagar las jubilaciones de nuestros abuelos o puedes abdicar y de carambola lavarte las manos con tu hija presunta delincuente. Todo muy legal, y si no lo es, puedes ir de tribunal en tribunal recurriendo tus sentencias hasta que encuentres al juez de tu cuerda. Desde el poder o la oposición.

En cambio no puedes poner placas solares en el techo de tu casa, aunque España tenga más horas de Sol que cualquier país desarrollado. No puedes usar un coche compartido para ir de fin de semana a Madrid, ¡con lo barato que está Renfe! No puedes financiar con crowdfunding tu proyecto, todos sabemos que el crédito está fluyendo. Y si en un acto de enajenación mental transitoria se te pasa por la cabeza acudir a los tribunales, prepara la tarjeta de crédito para pagar tasas.

¿Cómo queréis, queridos ministros y exministros, acabar con la economía sumergida si los que nos estáis sumergiendo sois vosotros?

Foto de Kozumel

 

 

 

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La cara oculta del emprendedor.

Ha llegado de nuevo la liquidación del IVA trimestral, y esta vez he tenido que pedir un fraccionamiento. Sí, ya sé que el IVA realmente no es un ingreso mío, puesto que estoy cobrando un 21% extra a mis clientes que no me pertenece, pero que levante la mano el que tenga una doble contabilidad o una cuenta especial para estos picos de cada mes. Con el tremendo lío que llevamos veo imposible hacerlo, incluso tratándose de algo determinante en el devenir de tu negocio.

El verdadero problema está en las facturas que ya has emitido, sobre las cuales te toca pagar IVA, pero aún no has cobrado, ni sabes cuándo lo harás. Somos los que vamos adelantando los impuestos de papá estado. Paradójico. No me hablen de criterio de caja, por favor.

Llega la declaración de la renta, y te sale a devolver. Como siempre. Como cada año. Con dos hijos y una mujer también autónoma está cantado. ¿Para qué usarme de financiación entonces? ¿Tan difícil es bajarme el IRPF de cada factura? El 21% nada menos. De locos.

burocracia
FOTO: PIXABAY

Pero no queda ahí la cosa, saca el capote y lidia con la pandemónica cantidad de burocracia a las que nos someten: certificados, actas, formularios, impresos, escritos e informes para cualquier tontería administrativa. Aunque tengas asesor, que esa es otra, encontrar al adecuado que no sea un presenta-papeles es misión imposible.

Te reúnes con unos, con otros y con los de más allá. El teléfono suena cada 10 minutos. Te divides para hacer de empresario, de administrativo, de comercial, de secretario, financiero y cobrador. Ahora suma la familia y los hobbies. Y cuando contratas a alguien prepárate, porque cobrará más que tú muchos meses. Menuda ecuación.

Madrugones hasta los domingos, jornadas de trabajo de 18 horas, siempre con la cara sonriente (nunca sabes dónde puede estar el próximo proyecto, y no quieres que te pille con una mueca de enfado en el rostro; podría espantarlo), encaje de bolillos para la conciliación.

La guinda llegó ayer, cuando te llama el banco, ofreciéndote un juego de sartenes o un excelente porcentaje sobre tus ingresos, si domicilias la nómina. ¿Nómina? ¿Qué nómina? Risas.

Quizá todo esto sea el precio que debes pagar por tu libertad.

Aunque pensándolo bien, la libertad no tiene precio.

 

 

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