España Central

Iniciativas como Madrid Central no son algo nuevo en España, otras capitales han afrontado en mayor o menor medida los retos de la contaminación en sus municipios, peatonalizando áreas más grandes o más pequeñas de sus cascos urbanos o estableciendo zonas libres de emisiones. Tampoco es algo nuevo en el mundo, un mundo en el cada año mueren millones de personas (he escrito millones) debido a la contaminación en cualquiera de sus vertientes.

El mismo día que se estrenaba esta acción en la capital, concretamente el pasado viernes 30 de noviembre, la Red de Ciudades por la Bicicleta (RCxB) reunía en el salón de actos de la EMT de Madrid a casi cien personas implicadas en el precioso mundo de movilidad sostenible procedentes de ciudades de todo el país, en un intenso día con dos grandes eventos.

Por un lado, la asamblea general anual de esta asociación que coordino desde hace 4 años y que ya representa a más de 560 municipios de lo ancho y alto de España, en una reunión centrada en la amplísima memoria de actividades, la gestión financiera del año en curso y el presupuesto para el año siguiente. Todos los puntos fueron aprobados por unanimidad. Para estar orgulloso.

Cabe nombrar la participación de la Dirección General de Tráfico (DGT), que expuso de primera mano el estado actual del Plan Estratégico Estatal de la Bicicleta (PEEB), previsto para el primer semestre de 2019 y en el cual la RCxB tiene un papel muy importante. Una asamblea que cada año reúne a más miembros de esta asociación y que supone la guinda al resto de encuentros celebrados por toda la geografía española durante el resto del año, tanto por parte de la Junta Directiva como por las Comisiones de Trabajo, unas reuniones llevadas a cabo en once ocasiones, nada menos, durante este 2018.

Y por otro lado la Jornada Técnica Internacional “En bici al trabajo” en la que los asistentes disfrutaron de las presentaciones principales de los ponentes internacionales de Villes Cyclables (la homóloga de la RCxB en Francia) y Traject Mobility (consultora de movilidad en Bélgica), seguidas por las exposiciones de Fundación Conama y Comisiones Obreras, concluyendo en una mesa redonda formada por el Área Metropolitana de Barcelona, Ajuntament de Calp, Ayuntamiento de Sevilla, Diputación de Barcelona, Concello de Ourense y Ayuntamiento de Alcobendas, moderada por el Ajuntament de Sant Boi.

Todas y cada una de estas instituciones expusieron cómo enfocan desde dentro la movilidad en bicicleta al trabajo para sus empleados, a través de sus buenas prácticas, orientadas a mejorar las ciudades en las que tienen el honor de realizar su trabajo público. Una jornada sin color político. Para estar orgulloso.

Más que Madrid Central, necesitamos una España Central, libre de emisiones en todas sus ciudades.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
5 de diciembre de 2018

¿La cultura del esfuerzo?

Si entras en Google y buscas “cultura del esfuerzo” encontrarás 706.000 resultados. La inmensa mayoría ahondando en esa letanía que desde pequeños nos ha acompañado en el colegio, en casa y en la educación que la mayoría de mi generación recibió y con la cual cualquier persona debería estar de acuerdo, al menos en el fondo. ¿O no? Desde siempre nos han inculcado que si te esfuerzas conseguirás lo que te propongas, que sólo depende de ti alcanzar tus más altas metas. Quizá se trata de algo intrínsecamente cultural como el miedo al hombre del saco si te portabas mal de crío y este truco ha sido usado como zanahoria en nuestras narices para no desviarnos de la senda que en caso contrario nos guiaría, como animales que somos, a la más absoluta y contraproducente dedicación a nosotros mismos, el onanismo y la autocomplacencia. Entonces, ¿es bueno esforzarse y sufrir o dejarse llevar y disfrutar? En esas me encuentro, dudando.

Antes de nada, y siguiendo los razonamientos del pensamiento crítico, deberíamos analizar qué es el esfuerzo. Según la RAE tenemos dos acepciones principales: “Empleo enérgico de la fuerza física contra algún impulso o resistencia” y “Empleo enérgico del vigor o actividad del ánimo para conseguir algo venciendo dificultades.” Parece entonces que el consenso habitual en ciertos ejemplos notorios (deportivos, laborales y empresariales principalmente) tiene su sustentada razón de ser. Pero claro, una cosa es la teoría y otra muy diferente la práctica y tirando de los primeros sinónimos que me vienen a la cabeza: ¿Es lo mismo esfuerzo que sacrificio, dedicación o ahínco? El castellano, en su infinita misericordia, nos lo pone difícil. O fácil, si lo piensas. Sería bueno, también antes de nada, confirmar que la meta en la vida (a nuestros esfuerzos) es la felicidad, tanto propia como de los seres queridos.

Venga Nacho, que me pierdo, pensarás. Intento centrarme poniendo un ejemplo como el manido sueño americano, que extrapolado a la España (más o menos profunda) parece cualquier cosa menos justo. ¿Depende nuestro futuro (felicidad) exclusivamente de nosotros mismos (esfuerzo)? Parece claro que no y cada uno tiene cientos de ejemplos alrededor que lo demuestran. Es entonces difícil mantener la coherencia de la afirmación que da título a la columna si estamos rodeados de todo lo contrario: la cultura del pelotazo.

Me lancé a afrontar esta idea quemado por esos vacíos ejemplos de los que se ven con argumentos para rebatirnos nuestro esfuerzo y no sé si al final he aclarado algo o por el contrario he acabado retorciendo las palabras para no llegar a ningún sitio. Quizá la única moraleja es que seamos fieles a nosotros mismos, nos pida el cuerpo lo que nos pida, esforzándonos para nuestras metas, no las suyas.

A clases magistrales de cómo y cuánto trabajar no pienso acudir, sea quien sea el profesor.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
21 de noviembre de 2018

Coches vacíos

Un año más termina la Semana Europea de la Movilidad: Una campaña orientada a la sensibilizar a los ciudadanos, pero también a los políticos, de las consecuencias que tiene el uso irracional del coche y del mismo modo concienciar de las ventajas derivadas del uso de modos sostenibles (y activos) de transporte en las ciudades.

Quizá nunca te hayas parado a pensar en la cantidad de gente que se traslada cada día desde su casa al lugar de trabajo o centro de estudios. En el mundo de la movilidad urbana a estos desplazamientos se les llama “movilidad recurrente”, anteriormente “movilidad obligada”, y suponen millones de movimientos de personas a diario en nuestras calles.

En función del municipio en el que residas tendrás una diferente demanda de dicho transporte y a tu disposición habrá una más o menos compleja oferta para llegar a tu destino. Las ciudades han crecido exponencialmente en los últimos años, basadas principalmente en una estructura urbana “coche-centrista”, y se enfrentan actualmente a diversos problemas asociados a esta situación: atascos, contaminación, obesidad infantil, enfermedades relacionadas con el sedentarismo de sus ciudadanos y una retahíla tan larga y tan manida que ya da pereza volver a escribirla.

Podemos encontrar multitud de diferencias dependiendo del diseño de las infraestructuras, de los planes de ordenación urbana, de la orografía, del clima o de las distancias de cada municipio. El abanico será también diferente en cuanto a opciones a tu alcance: caminando, en bici, en metro, autobús, tranvía o patinete. Pero si hay algo común a todas las ciudades españolas es la cantidad de coches ocupados con por únicamente el conductor que llenan nuestras calles.

Citando sólo tres de las ciudades en las que paso mi vida laboral actualmente (Murcia, Madrid y Barcelona) puedo decir sin temor a equivocarme mucho que el noventa por ciento de los coches que circulan por la Ronda Litoral barcelonesa, la M-30 madrileña o la Circunvalación murciana se encuentran en tal ineficiente situación.

Algo falla cuando hemos interiorizado el uso desproporcionado de cajas de metal de una tonelada y pico para transportar personas de ochenta kilos mientras rellenan los espacios públicos emitiendo gases que nos matan (según la Agencia Europea del Medio Ambiente se producen nada menos que 30.000 muertes prematuras al año en España por la contaminación).

Va siendo hora de poner soluciones. ¿Qué tal si empezamos por nosotros mañana mismo? 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
3 de octubre de 2018

Los largos veranos

Para despedirse a la francesa sin sentirse un poco culpable hay que tener tablas. Experiencia en dar carpetazo a algo cuando te lo pide el cuerpo sin remordimientos, sin excusas ni explicaciones. Así es como deberíamos poder hacer nuestras cosas en nuestros días. Pero el entorno manda y nos obligamos a realizar continuamente acciones que no siempre nos apetecen. Por eso y así me fui de estas páginas. Y me fui de todo lo superfluo de mi vida durante un tiempo con una recurrente idea en mente: desconectar. Una fijación casi obsesiva. El parón era necesario tras una temporada de locura total. Cientos de reuniones, viajes, hoteles, clases, aviones, clientes y trenes. Y al borde del precipicio apareció el mejor verano de nuestra vida. Y por primera vez desde que comencé a trabajar en serio, allá por dos mil dos, me organicé una semana de vacaciones. Pero de vacaciones de verdad, vacaciones de niño. Incluso (increíble) apagué el móvil siete días seguidos.

Hemos cruzado fronteras, navegado, saltado en cascadas, visitado lugares cercanos y ciudades remotas. Hemos nadado en mares y chapoteado en piscinas, bebido y comido, comido y bebido, corrido por el monte, bailado en verbenas, mojado bajo la lluvia y quemado bajo el sol. Hemos pisado erizos, tropezado con troncos en la noche, visto las estrellas, cantado, madrugado y trasnochado (más que lo otro). Hemos reído, llorado, conocido gente. Hemos sido invitados y hemos tenido la inmensa suerte de poder invitar.

Un largo verano que hemos vivido intensamente con familia y amigos sin dejar de lado a muchos conocidos que lo han estado pasando realmente mal en estas mismas fechas: hospitales, enfermedades, revisiones, recuperaciones. Que todo pase. En este verano total también hemos rezado.

Que cuando encendiera de nuevo el teléfono tuviera seiscientas llamadas fue el precio a pagar, pero milagrosamente (o no) nada se había roto, todo seguía en pie y entendí por fin la gran diferencia entre lo urgente y lo importante. Y la gran mentira que transmiten ambos adjetivos. Priorizar va a ser la palabra de moda en la vuelta al tiovivo de este nuevo curso, con ya decenas de viajes a la vista, cursos, trenes, reubiones, aviones, hoteles y clientes.

Tirar una bomba de humo y desaparecer sin dejar rastro es un arte. Habrá que, de vez en cuando, hacerse artista.

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
5 de septiembre de 2018

1 de Mayo: ¿El día de qué?

Como cada año en estas fechas vuelan los cuchillos lanzados desde cualquier esquina del tablero en el que se decide el mercado laboral español. Por un lado políticos que no han pasado en su vida un proceso de selección a los que se les llena la boca con las bondades del emprendimiento y las grandiosas oportunidades laborales que se vislumbran en el horizonte gracias al gran trabajo de su partido. Por el otro sindicalistas que se atribuyen la representación de todos los trabajadores, aún estando en las antípodas de la gran mayoría, disfrutando de trabajos muy fijos y discutiendo sobre el sexo de los ángeles. Y no olvidemos las patronales, para las que sólo importan los empleadores de su ideología, dando calabazas al resto aunque contraten tanta o más gente como ellos, muchas veces bendecidos por los dos actores anteriores. Y en el medio nosotros, llegando a fin de mes por los pelos, viendo cómo se despedazan delante de las cámaras pero intuyendo que cenan juntos detrás de ellas.

Como cada 1 de Mayo revivo la misma rabia sintiendo que se ha politizado hasta lo más sagrado. Un mercado laboral que sin haber salido de la UCI sigue siendo generador de medallitas a diestro y siniestro. ¿Cómo es factible un país en el que tu futuro laboral depende en gran parte del lugar en el que naces? Sólo 1 de cada 10 navarros no encuentra trabajo, mientras que en Ceuta 1 de cada 4 están en la lista del paro. ¿Cómo es posible una Unión Europea en la que sólo trabaja 1 de cada 3 jóvenes españoles y en cambio no tendrás ningún problema si eres alemán? Las razones son difíciles de enumerar y sin duda las soluciones son aún más complicadas. Lo que no parece cuadrar es que la sociedad española siga funcionando con estos datos como si nada. O somos más duros que la mierda de palomo, como se dice en Murcia, o nos ganamos la vida haciendo submarinismo financiero.

Personalmente me encanta que el 1 de mayo sea festivo. Junto al 1 de enero y de noviembre son los únicos principios de mes en los que puedo facturar y enviar informes tranquilo. Bueno, y los dos o tres días 1 que caen en sábado o domingo cada año. Que no suene a queja, siendo la tarea que menos me gusta de las que realizo en mi día a día es la que nos da de comer al cada vez más numeroso equipo de la agencia. Mejor hacerlo relajado, sin llamadas, oyendo música en casa y disfrutando de un café bien cargado antes de salir a dar un paseo con la familia, la consecuencia únicamente importante de esta vida que de peor o mejor manera nos podemos ganar los verdaderos currantes. Que tomen nota y aprendan de nuestro esfuerzo. Falta les hace.

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
2 de Mayo de 2018

 

 

 

No tengo yo la suerte

A nivel personal no tengo yo la suerte de saber disfrutar de momentos de relajación tirado en el sofá. Sólo los nerviosos extremos entenderán a lo que me refiero. La inexorable necesidad de tener que estar haciendo algo. Siempre. Continuamente. Me obsesiona la idea de perder el tiempo. Lleno la jarra de agua mientras pongo la mesa, controlando con el rabillo del ojo que no rebose. Caliento la leche en el microondas jugando a cargar el lavaplatos en ese rapidísimo minuto. Me lavo los dientes poniéndome el pijama y soy capaz de secarme el pelo, atándome los zapatos mientras me visto. Algunos intentan convencerme de los beneficios de la relajación, el yoga y todo eso que veo tan cercano como la fisión nuclear. Lo he intentado una o dos veces con fracaso estrepitoso. No valgo para descansar y eso al final pasará factura. Pero es superior a mis fuerzas. Envidio a los que se quedan embobados mirando al infinito, absortos en su rica vida interior.

A nivel laboral no tengo yo la suerte de saber desconectar. Iba a escribir «poder». Mira, ya es un paso. Me despierta gran curiosidad saber qué sentirán aquellos a los que se les cae el boli a las tres de la tarde y no lo cogen hasta las ocho de la mañana del día siguiente. Esos que pulsan Inicio y Apagar su ordenador varias veces por semana. Tampoco tengo la suerte de respirar hondo y pensar que los marrones en el trabajo pasarán por arte de magia. Todo lo contrario, los llevo encima hasta que se arreglan. No acepto una cosa a medias, no dejo un correo sin responder y devuelvo las no pocas llamadas que recibo de números que no tengo guardados. Envidio a los que los viernes dicen «hasta el lunes».

A nivel psicológico no tengo yo la suerte de saber hacer de tripas corazón. No sé tener «tragaeras», como dice mi madre. No sé dejar pasar ciertas cosas. No soy de los que sufro por dentro esperando que el tiempo las ponga en su lugar. No tengo sangre fría, me parece algo incluso mitológico de lo que quema la mía. Porque cuando tengo que decir algo lo digo en el momento. Cuando creo que debo hacer algo lo hago en el momento. Quizá muchas veces antes de lo adecuado. De decir o de hacer. Envidio a los gánster y sus frías venganzas. Las mías, de llegar alguna vez, se servirán ardiendo.

No tengo yo estas suertes en estos niveles y aún así me considero una de las personas más afortunadas de este mundo. Un completo Lucky Man, como decía Richard Ashcroft en el inmenso Urban Hymns de The Verve.

 

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 7 de Marzo de 2018

 

 

Paracetamol y zumos de naranja

Somos débiles. Los seres humanos, digo. O quizá sea yo, porque cuando me pongo malo capuzo irremediablemente y me hundo en un profundo pozo del que me cuesta salir una media de tres o cuatro días. Y eso si la cosa no pasa a mayores.

Somos fuertes, los seres humanos digo. O quizá sea yo, porque me pongo malo muy pocas veces. Eso sí, cuando caigo, caigo con todas las de la ley. Afortunadamente son tan pocas que la última vez que fui al médico no encontró mi historial en el ordenador. ¿Eres de Murcia seguro? Me preguntó. Juraría que sí aunque en esos momentos de mala fiebre uno es de donde le diga el médico que es. ¿O no? Austriaco si es necesario, pero cúreme doctor. Recéteme lo que sea. Por lo que valga.

No sé si ha sido la gripe, un resfriado por estos días de clima loco (calorazo a la hora de comer y congelación para cenar) o las típicas anginas que me acompañan desde pequeño. Lo que haya sido ha llegado con sigilo, se ha quedado con estruendo y desaparece muy lentamente. Esta vez el termómetro sólo ha llegado a los treinta y ocho y medio. Poco quizá, suficiente para mí, ese nivel sólo lo aguantan dignamente los niños. Unas pocas décimas y mi cuerpo se tambalea. Somos débiles. ¿Lo he dicho ya?

Cuando estás enfermo se relativiza todo, se van las ganas de hacer cosas y desaparece el hambre. Mal asunto. Al menos cuando era pequeño daba un estirón. Pero ahora nada, los años pesan hasta para esto. El colmo del asunto es que con la globalización, el teletrabajo y todas estas vainas que nos rodean ya no puede uno ni estar malo tranquilo. Aunque responda al teléfono con la misma voz de Satanás el interlocutor sigue su ritmo. ¿Para qué lo habré cogido? Pienso con retraso. No aprendo.

Caldos, paracetamol, infusiones con miel, ibuprofeno, zumos de naranja y nolotil. Miremos el lado bueno, una dieta insuperable tras los excesos navideños. Y sin visitar galeno. ¡No aprendo! ¿Lo he escrito ya?

Bromas aparte, menos mal que tengo quien me cuida. Y cómo me cuida. Porque cuando caes enfermo nada importa, sólo salir del hoyo lo antes posible. Y al salir valoras, ensalzas y te descubres ante los enfermos crónicos, esos verdaderos valientes que sí saben sufrir y no se quejan tanto como tú.

 

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 10 de Enero de 2018